01 octubre 2009

obsesiones II

5.- Gimnasio:

Durante muchos años la relación con mis padres era mala de cojones (hoy me doy cuenta que es lo más habitual del mundo) así que me dije “a buscar mi independencia económica y que os horaden el cacas” lo que necesitaba era un curro donde me pagasen bien aún siendo un cazurrín como era, pues a munipa de verano. La idea pintaba bien, bien. Sacando cuentas con optimismo me daba para pasar el verano y comprarme una motico de segunda mano, mi querida Bandit 600.

(Ya me gustaría ver esas cuentas para echarme unas risas). Así que dicho y hecho, a estudiar el callejero, el “no-se-que real decreto de gaitas y enseres jolgoriosos” y alguna cosa más que ni me acuerdo… pero me lo tomé en serio, le quería dar en los morros a mis malvados padres con un trabajo digno, bien pagado y una moto chula por el tema del recochineo. La parte “intelectual” me la curré bien, pero la verdad es que en un par de semanas te da de sobra para ir muy bien preparado, ahora bien, el tema físico lo tenía un poco más abandonado.
Durante meses simultaneé los estudios (ir a un par de clases al día como mucho y fiesta) con un intenso entrenamiento. Por la mañana un buen desayuno con cereales, fruta, yogurt y cosas sanas. Poco después al gimnasio donde me tiraba unos 20 minutejos en bici quemando mala vida, otro tanto en máquinas, duchita y cambio de tercio; bajar a la piscina a lucir mi bonito fardahuevos...


...poco más de media horita; comer medianamente sano, hacer como que estudio, coleguear y a eso de las 10 salir a correr unos 40 minutejos. Esto de lunes a sábado. Jamás fui tan constante ni tuve el vientre tan bonito, es que tenía muchas ganas de moto. Por supuesto me hice la promesa de que ya que estaba medianamente en forma me iba a seguir cuidando, tenía la idea de ir al gimnasio todos los días para el resto de mi vida, de cultivar mi cuerpo de forma obsesiva hasta ser más sano que Bruce Lee. Como es de esperar después de las oposiciones no volví a pisar un gimnasio, además de entrar en una etapa curiosa.
Se dice que las hormigas pueden levantar cincuenta veces su peso, yo me lo podía comer.


6.- Libros de Dragonlance.

Lo mío con el leer sigue un poco la misma línea, ni orden ni concierto. Muy de pequeñito compré por el Círculo de lectores un libraco gordo, “Crónicas de la Dragonlance”. Empecé a leerlo pero lo dejé porque me daba un mal rollo que te cagas. Había un mago que estaba todo jodido el hombre, un medioelfo que tenía una barba despelujá, un pequeñajo de unos 15 Kg… la imagen mental que me había formado daba miedo, así que lo aparqué.


Años más tarde volví a coger el libraco y empecé a leer unas páginas. Ciertamente el primer tercio del libro era un poco chungo, ya que trataba de unos fulanos tirando a raretes que vagaban por unos parajes desérticos y tampoco hacían mucho la verdad. Superado el trance, el libro se ponía bastante interesante: los personajes parecían menos raritos, los paisajes pasaron a ser bosques frondosos habitados por alegres criaturas y las aventuras eran chulas. Creo que el momento fue el apropiado, ya que de entonces yo comenzaba a aficionarme a juegos de rol, y especialmente, como no, al señor de los anillos. Como curiosidad decir que las dos tipas que escriben estos libracos parieron la idea en un viaje que tenía como destino una partidica de “Dungeons and dragons”, y que muchas de las aventuras que luego serían libros habían sido partidas reales.
El libro me lo devoré en un par de tacadas, y ahí quedo la cosa. El problema es que meses más tarde vi en una librería la segunda y tercera partes del libro, Yuhuuu, sin dudarlo me hice con ellas y pa casita. El segundo recuerdo que lo leí en un santiamén, ya que estaba todo cenegao con empezar el tercero, el dibujito que tenía en la portada molaba más, así que me moría por descubrir las aventuras que escondía el cabroncete.
Así cayeron los tres libros, pero mi cuerpo se quedó con un mono de aventuras fantásticas que te cagas, así que de vuelta a la librería… sorpresa!!! horror!!!! resulta que había toda una colección de la de rediós. Los tres libros que había leído yo eran el original y dos secuelas, pero visto el éxito habían sacado otras series centrándose en otros personajes, en pueblos, aventuras a parte… acabo de meterme en la Wikipedia y he contado la friolera de 88 libracos. Su puta madre.
Comencé a devorarlos hasta sumar la nada desdeñable cifra de 12 libros, pero acabé por colapsarme, mi mente reventó de enanos, pociones, tias buenas (yo me las imaginaba así), bichos malos… la verdad es que me jodió mucho el no saber qué iba a ser del simpático Kender, si el bueno de Tanis se liaría con la tipa rara… pero era o eso o vivir.


7.- Guitar Hero:

No existe mejor juego sobre la faz de la tierra, y el que no esté de acuerdo no tiene ni puta idea y debería lavarse la boca con lejía.
Creo que no es necesario decir nada más, pero como soy un poco pesao pues si voy a decir más.
La Wii llegó a casa en un momento de calentón, de esos que pintamos como irracionales pero que están más que meditados, venga, no me jodas. El caso es que lo del “calentón” sirve como excusa para que un tipo de 30 años se gaste un pastizal en una consola. Pero bueno, cada uno que se crea lo que quiera.
Cierto día estando yo en un centro comercial con un amigo igual de descerebrado que yo mismo le solté algo así como:
-Oye, vamos un momento a la tienda de videojuegos a ver si tienen el Guitar Hero, para verlo porque tengo una curiosidad en mi cuerpo humano y me gustaría ver el cacharro en sí, pero no para comprar, ni mucho menos, si no por mera curiosidad casi científica… o más bien lúdico social diría yo.
-Vale.
Como en la tienda en cuestión no estaba pues nos acercamos al Mediamarket a ver si allí había suerte. Yo no quería comprarlo… perdón, que digo tonterías, yo no quería pagar lo que piden por él, pero tenía un tembleque en el cuerpo que ni que fuese un experto panderetero. Encuentro una caja hermosa con las celestiales palabras “Guitar Hero III”, uyuyuy, lo siguiente fue ir al precio, su puta madre, un señor pastizal. A lo que tuve la genial idea de comentar.
-Y una mierda voy a pagar yo esto por una guitarrita de plástico, ni de coña, mira, si al menos fuesen dos para poder echar los piques pues aún algo, pero ni pensarlo vamos…
-Pues venga, por listo, vete sacando la cartera.
Mi buen amigo me estaba enseñando una pegatina que había pasado por alto que rezaba tal que así “Incluye dos guitarras”.
El caso es que a él eso le sirvió como excusa para obligarme… y a mí me sirvió como excusa para sentirme obligado… puro teatro. Minutos después ahí estaba yo en la cola de la caja con mis guitarritas de plástico… la envidia de la chavalería.
Como toma de contacto pues bastante bien, te das cuenta que no es un simulador de un instrumento melódico, sino más bien como un extraño instrumento de percusión. En cualquier caso requiere cierta pericia, que se incrementa partida a partida… vas haciendo mejor puntuación, subes de nivel, mejoras puntuación, subes de nivel, le metes el truqui para que vaya más rápido… y ya estás jodido. Estas jodido porque sabes que si haces cinco estrellas de puntuación en todas las canciones de un nivel te desbloquean una cochina guitarra que luego puedes usar, así que no basta con hacerlo bien, hay que hacerlo muy bien en todas las canciones, y si en treinta canciones tienes cinco estrellas pero en la treinta y uno tienes cuatro pues lo que toca es dejarse los dedos hasta conseguir la puta estrellita que falta, y si fallas pues te picas, y como ves que cuando llevas un rato tocas mejor pues antes de tocar calientas las manitas, y te sientes un poco raro, y te echas una birra, igual dos pero no tres, porque castaña tocas peor y es imposible sacar la puñetera estrellita, y si llevas varios días sin tocar te preocupas porque sabes que te va a costar recuperar, y ya no dices jugar, dices tocar, porque para ti eso ya no es un juego, aquí no estamos para divertirnos cojones!!! Estamos para sacar la quinta estrella!!!
Sin más añadir que alguna vez al más puro estilo yonki me he inventado historietas para sacar unos minutos y rematar algún tema que tenía por ahí atragantado… muy triste, mas detalles me da vergüenza dar.


8.- Talla de lápices.

Esto lo recuerdo casi como un sueño, hice muy pocos, en total menos de diez, y siempre fue para hacer regalos muy personales en los que quería quedar muy bien por lo que no conservo ninguno, lo único esta fotico donde se muestra uno a mitad de proceso, pero poco dice.


Lo enmarco como “obsesión” por cómo recuerdo el proceso en sí. Se tardan muchas horas (al menos a mí me costaba lo suyo) pero una vez comenzado me era imposible parar hasta rematarlo ya que muy poquito a poquito iban apareciendo las figuras imaginadas entre tus manos. La sensación era casi más la del arqueólogo que va desenterrando con mucho cuidado el esqueleto del bicho. Muy parecido al origami (ya lo tocaremos) me fascina por el hecho de que se parten de materiales muy simple: un cochino lápiz que normalmente acaba sus días detrás de un armario muerto a mordiscos y unas cuchillas.


9.- No más.

Iba a seguir con esto pero empiezo a sentirme demasiado ridículo, normalmente cuando me encastaño un poco me entra la lucidez, ya explicaré el proceso, hace ya unas horas que me he encastañao sin querer… celebraciones que se monta uno… y veo mi pasado como una sucesión de inquietudes más o menos singulares, algo relacionadas pero siempre buscando el acercarse al absurdo… y tanto quería pasearme por el atrayente absurdo que creo que ya he llegado… ya soy un tipo absurdo… me lo imaginaba más glamuroso pero es lo que tiene el absurdismo puro, que no tiene fondo, no hay moraleja.


Así que ni obsesiones ni gaitas, cedo el control de la consciencia a mi yo ebrio que me está gritando al oído que me deje de historias, no hay buen fin en este camino. Taluego!

2 comentarios:

Holden Cauldfield dijo...

Una de mis obsesiones fue el jodío cubo de Rubik, no paré hasta hacerlo. Luego te obcecas en superar tus tiempos y hacerlo más rápido, más rápido,aún más rápido...hasta que lo destrozas porque lo habías comprado en los chinos. También pasé por la etapa:Haz cosinas bonicas con arcilla polimérica, un mundo de posibilidades

El Chino Blas dijo...

jejeje, el tío Rubik, qué majo, casi exclaviza a la humanidad con su rompecabezas demoníaco...