15 diciembre 2006

La verdadera historia de la tortuga yonki

Esto es lo que se llevará a casa el afortunado ganador/a de mi concurso: una autentica tortuga yonki, toda una vida, toda una historia. Lucha un poco por ella cojones!



La tortuga no siempre fué yonki, de joven apuntaba alto pero el vicio la corrompió, ella creía que estaba investigando sobre los misterios de la vida, pero tal viaje la sumió en un trapecio de vicio y perversión.
Aqui la teneis, con la mirada perdida, intentando recordar en qué maceta escondió la última piedra de crack.





Esta fue su único amor, una tortuga próspera y con mucha proyección, una vez fueron inseparables pero el tiempo las alejó para simpre. En su rostro se advierte pasión, vida, entusiasmo... pero fijandose uno puede ver en lo profundo de su alma pena, una pena y desolación terrible, por su amiga, su primer y gran amor, la tortuga yonki.





Cierto es que con ese nombre parece que una tortuga no puede escapar a su destino... (Nota mental: nunca llamar a mi hijo "humano yonki").
Que lejanas se encuentran estas dos tortugas en el plano social, sin embargo por siempre un idestructible lazo las une, un alambre de espino que extrangula sus corazones, a una le llega a producir odio por desestabilizar su perfecta vida, la otra se aferra a ella por ser la unión mas poderosa y real que puede soñar jamas una tortuga, aunque sea dolorosa, aunque haga parecer al crack un alivio exquisito.
Hace tiempo que las tortugas no se ven, pero todos los días sueñan que hablan, como si sus vidas jamás se hubiesen separado, como si una no hubiese descubierto la verdad de la vida ni la otra hubiese decidido ser parte de la mentira.
Esta tortuga yonki cargada de desolación es la que ofrezco, ya no siente miedo, sólo vive esperando que llegue la furgoneta de metadona el domingo por la mañana, quizá mas por estar con otras tortugas yonkis, por sentirse cercana a algo real que por la propia necesidad física. Pasea con los ojos cerrados dejando que el sol acaricie y caliente su caparazón pidiendo un cigarro a alguna tortuga que no se haya cambiado de acera al ver al grupo de tortugas yonkis, como niños alrededor del kiosko de helados que mordisquean un frigopié.
El crack ya ha destruído parte del cerebro de la tortuga, nada queda ya de sus grandes dotes, con sus capacidades mermadas parece un anciano, parece una tortuga cría, quizá eso era lo que buscaba en el crack, intentar olvidar el mundo, volver a la infancia donde recuerda que era feliz, nada en un mar de melancolía pero ha conseguido sus momentos de felicidad, aunque sólo sea cuando una tortuga desconocida le da un cigarro una fría mañana de domingo mientras espera la furgoneta de la metadona, aunque solo sea cuando una decrépita tortuga yonki le saluda mirándola a los ojos, y aunque no puede comprender qué balbucea su desdentada boca esos ojos le dicen:
-Hola amiga, me alegro mucho de que sigas viva una semana mas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ME interesaría saber de que consta el concurso, para participar digo.

El regalo me parece bien pero creo que podrías esmerarte más. Yo podría proporcionarte un rapante mimético. Tanto se trasforma en pescado como en carne. Para que puedes elegir a conveniencia del usuario.

Además viene con un sistema gps que encuentra en un abrir y cerrar de ojos el esfinter del sujeto a convenir. Como diferentes puntos cardinales del cuerpo humano usados frecuentemente por el individuo de a pie.

Una vez modificado estos aspectos e comprometoi a participar. Un saludo anónimo.

El Chino Blas dijo...

Hola ser totalmente desconocido, no te creas que no pensé en el rapante mimético... pero es que me da miedo

http://www.youtube.com/watch?v=Cmq-dNWqWtc

Pal concurso llegas tarde, el premio ya esta adjudicado y pronto publicaré cositas, pero no desesperes, que en breves habrá mas sorpresas sorpresosas... tengo en mente un bonito proyecto... la jirafa viajera... ya veremos en que queda.
Muchos besitos desequilibrado mío.