28 abril 2008

Alegato caníbal:

Hace poco en casa de un colega a eso de las nueve de la mañana (de retirada tras una larga noche) hice pública cierta reflexión que nunca suelo comentar pero que ronda mi cabeza.

El caso es que uno del curro se había quedado dormido, un fulano de 1.94 y bastantes más de cien kilos en canal.

-No sé qué opinareis vosotros pero yo cuando veo a un tipo así, grandote, con toda esa carne… pues me suelo imaginar una buena chuleta y la verdad es que tengo cierta curiosidad en saber a qué sabe.

-Chaval, estás enfermo.

No digo que no, pero no considero éste un motivo para tal afirmación. Poco después comenté el caso con mi novia, proyecto de psicóloga, intentando aclarar el grado de mi perturbación mental, que comenzó con un meritorio 8,45 en la escala de disfunciones mentales.



Tirando del hilo y del alcohol y sustancias diversas que aún rondaban mi organismo decidí adentrarme en los recovecos de mi psique en busca de explicaciones varias y esto fue lo que atiné a hilar:

Considero que el ser humano nace con ciertas “pulsiones” básicas, algo que llamaremos axiomas mentales, quizá se corresponda con lo que conocemos como instintos… como no tengo ni puta idea le ponemos el nombre y listo.

Lo importante es distinguir entre lo puramente humano, o mejor dicho, animal, de lo social. El primer paso “pienso luego existo” se da en presuponer la existencia de estos axiomas mentales, aspecto que creo demostrado con la mera observación del mundo animal; para todo perro vemos que hay ciertas marcas de nacimiento que se manifiestan en un comportamiento de miedo, búsqueda de placer, supervivencia… quizá estos “axiomas” no sean “miedo” o “ganas de folleteo”, sino que estos sean a su vez un nivel un tanto superior en donde estas pulsiones primarias ya comienzan a combinarse y desencadenar actitudes, de todos modos la definición de estos axiomas no es necesaria ahora, y, aunque mantengo una cómoda postura de agnosticismo en este aspecto quizá sí podrían definirse observando animales de cada vez menor evolución social… se lo dejamos a quien no sea vago.

Por otro lado tenemos los movimientos de alto nivel: vergüenza, capricho, envidia… actitudes muy evolucionadas. Muchas de ellas carecen de sentido, quizá sean meras normas de convivencia.

Cada actitud tiene un por qué, el que seamos capaces de identificarlo o no es otra cuestión, alguno apuesta por Freud o por quien sea, quizá algún día se pueda describir un algoritmo completo de reacción del hombre, el caso es que cada acción podemos ir desgranándola en interacciones de impulsos más simples. Por ejemplo:

Paquito sonríe a Luis el asesino, quiere mostrar complicismo pero es una sonrisa falsa que busca aceptación, ello viene por miedo al rechazo social y a la buena manta de ostias que le pueden caer, el rechazo social intenta evitarlo ya que quiere mantener cierta comodidad aún sacrificando parte de lo que se conoce como “honor”, “principios”, “cojones”… la manta de ostias la quiere evitar porque se manifiesta como defensor de la “no violencia” que no es más que otra capa que cubre cómodamente su miedo al enfrentamiento físico, concretamente al dolor físico.

Haciendo un poco de ingeniero vemos muy claramente el siguiente cuadro:

En primer lugar tenemos la parte material, el cuerpo y todo lo necesario para que se soporte la compleja estructura mental, en un nivel inmediatamente superior que se comunica directamente y de forma “animal” tenemos lo que me ha salido de los huevos llamar “axiomas mentales”; instrucciones básicas que se combinan para dar lugar a otro nivel más evolucionado y cada vez menos animal. Así, capa sobre capa, vamos montando niveles que combinan, desechan, modifican… aspectos del nivel inferior para dárselos traducidos al superior hasta llegar al nivel de la consciencia, donde sentimos un calentón en el ciruelo creyendo ser esta una pulsión primaria cuando no ha hecho más que bajar unos pocos niveles de esta extensísima estructura.

Ahora bien, el hombre como animal social también se alimenta de conocimiento y experiencias de otros hombres, ya que por limitaciones físicas jamás uno podría llegar a construir una televisión si tiene que aprehender todo lo necesario para fabricarla. ¿Cómo encaja esto en la estructura que hemos definido?, pues como nuevos elementos que se incrustan en capas superiores que no tienen una conexión directa con las inferiores, por ende, con los axiomas. Uno de los nombres para ello es fé.

Vemos así que hay una gran diferencia entre dos personas que actúen de forma idéntica: uno que haya ido elaborando capa a capa y quizá en algún momento de forma voluntaria su modo de actuación, y otro que parte de un punto a mitad de camino y actúa de igual modo creyendo esa actitud como suya cuando en realidad sólo ha desarrollado las últimas capas.

Un ejemplo: ¿Por qué se dice que la forma de aprender realmente algo es a través de la experiencia?, nunca sabrás qué es el que te rompan el corazón hasta que lo hagan… porque en muchos aspectos es el único medio de unir un conocimiento incrustado en una capa superior con los niveles básicos, así convertimos un dato “contado por otro” en un dato aprendido.

Como es imposible construir una televisión por alguien con toda la columna de conocimiento partiendo del nivel atómico hasta llegar a lo bonitos que combinan este negro mate con el plateadito de la base, también es imposible mantener una actividad social “normal” con toda esa llamada columna de conocimiento completa, así que acostumbrados a ello damos por válidos datos que nos cuentan nuestros tutores.

¿Qué sucede en una sociedad tan compleja como la actual?, confluyen infinidad de aspectos pero nos sirve con mentar lo siguiente: diferentes accesos a la información y posibilidad de aumentar el conocimiento con una actitud paternalista de quien luce el poder. Así es como nace la mitología, saltos cualitativos que se dan en la estructura del conocimiento, se carece de la información necesaria para unir los niveles inferiores (que existen por el hecho de ser humanos) con los superiores (en este caso incrustados por la observación del mundo), así que un ente paternalista se inventa esa conexión para que desaparezca la curiosidad (los huecos despiertan inquietud).

¿Qué sucede ahora?, en una sociedad un poco más evolucionada se pasa de manipular la estructura de conocimiento creando enlaces fantásticos a insertar absurdos en las capas superiores, con el debido cuidado de dar un apoyo bajando sucesivamente por las capas hasta afincarse en los niveles primarios, la gracia de esto es que al estar más lejos de la consciencia son más desconocidos para nosotros… hoy día es más fácil convencer a alguien de que existe un Dios con barbas y ojete que de que la tierra es plana. Tenemos así una enorme columna de conocimiento sobre cierto tema pero no es real, es un castillo en el aire ya que hay un punto en el que se ha dado un salto a partir de lo cual, en caso de ser este salto no real, todo lo que esté por encima también será una mentira por muy elaborada que sea.

No voy a rodear el tema de la religión y el cristianismo en particular, más que nada porque me viene que ni pintado:

El cristianismo es un complejo enorme que comprende una cantidad ingente de seguidores con sus propias normas, tiene riqueza y materiales propios pero su piedra angular es única: la resurrección de Cristo. Asumiendo esto todo lo demás queda explicado y sería por lo tanto real, pero no deja de ser un acto de fe. Todo el árbol descansa sobre esta idea, así que quien no incluye en su estructura este pequeño “puente” no creerá jamás, el resto son actitudes sociales.

Personalmente soy muy crítico con estos “saltos” así que desde que me di cuenta de que toda mi estructura no tenía raíz decidí completarla. Quiero aclarar que no significa que sea mentira (como muchos piensan) simplemente que los motivos de tus acciones no son los correctos. Así que desde hace unos diez años estoy enfrascado en un proceso de redefinición personal donde como premio me he dado cuenta de que ciertos aspectos de mí que no me gustaban eran el reflejo de una base débil. Así pues busco el día en el que todas mis acciones sean reales, completar mi columna de conocimiento sin ningún salto fantástico, eliminando todo aquello que no he conseguido construir a partir de niveles básicos o descendiendo de niveles superiores debidamente demostrados.

Llegado este punto, muy literario por cierto, del cuestionarnos lo que se nos aconseja que no cuestionemos, vemos claros casos como el de que los judíos no coman cerdo; alguien un día se aprovechó de cierto castillo en el aire y le colgó un torreón flotante con intención paternalista, entre los requisitos de la religión que profesas vamos a apuntar también no comer cerdo, el motivo es que transmite triquinosis, pero como estos son un poco lelos y no lo iban a entender lo colgamos aquí arriba y fiesta. Así se llega a una actitud correcta pero de motivación errónea: sobre un dato incrustado del que se ha construido todo un imperio se incrusta otro dato igualmente fantástico que se manifiesta en la actividad de muchas personas.

Bien, ¿qué pasa con el canibalismo? Comer carne humana… la sola mención nos parece una barbaridad y en la mayoría de los casos la conversación acaba ahí. Está bien, puede ser una barbaridad, ¿pero por qué? No estoy muy familiarizado con el antiguo y nuevo testamento, pero algo se dice de que Yahvé amenaza a Jerusalem con mil putadas entre ellas el canibalismo si se portan mal. El caso es que claramente el canibalismo no encaja en este “castillo en el aire” no sé en dónde pero no tengo intención de preguntarle a un cura “¿Oye majo, cómo ves el tema del canibalismo?” seguro que la respuesta no es “…pues conozco un restaurante…”

Voy a pedir ahora cierta abstracción de lo convencional, aunque sea sólo por mero ejercicio filosófico.

Lo que planteaba yo es ¿Qué hay de malo en mi curiosidad por conocer el sabor de la carne humana? Al fin y al cabo es el animal con la dieta más variada, algo peculiar seguro que se refleja en su sabor.

Toda condena que me han transmitido (que no dudo que pueda ser cierta) está basada en los citados datos incrustados, no he conseguido una conexión desde los niveles básicos hasta el “comer carne humana está mal” por lo tanto, al igual que otras muchas imposiciones, la deshecho. No estamos cuestionando el cómo conseguirla, que sea de alguien conocido y por lo tanto muerto recientemente… simplemente imaginaos en uno de esos programas donde en tres caja de cristal de hacen comer cosas. En la primera hay un rechoncho gusano del congo, en la segunda buñuelos de gorrión, y en la tercera bocadito de culo de polaco… ¿Probaríais? Mientras nadie me dé un motivo para no hacerlo… yo sí.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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