20 abril 2012

Me estaré convirtiendo en un zombi? o en un vampiro?

Siempre me he considerado un tipo sigiloso, tanto en mi carácter como en mis gestos. Limpito, discreto, silencioso...
Pero desde hace unos días me estoy transformando en algo que no tengo ni idea qué es.
En primer lugar algo muy curioso. Estoy todo el día con los cascos puestos o frente a dos altavoces que me hacen vibrar las pestañas.
Yo que estaba preocupado porque fuese a perder oído precisamente por meterle tanta caña al volumen... pues no, todo lo contrario, mi oído se ha vuelto fino hasta extremos absurdos, no un fino que te ayude a escuchar gatitos en peligro al otro lado de la calle... fino en el sentido de que abrir una bolsa de patatas me molesta hasta tener que irme de la cocina huyendo de semejante ataque mientras hago ruidos por el pasillo: -Fuuuusssss fusssssssss

Segundo punto:
Estoy torpe de cojones. Tengo un peligro que no veas. Hace días en casa de un amigo le tiré un jarrón, un portátil que estaba en la mesa (cayó en mis rodillas) y le dí un toque a un vaso de agua que lo dejé bailando sobre el culo ante la expectación de los asistentes. (Eso sí, les arreglé la Wifi, menos mal).
Ayer en casa de otros amigos casi tiro a un ciego, y cuando voy a echar la mano a una taza de café parece que no apunto bien derramo café en el plato. Eso sin contar las tres ostias que le pegué a la lámpara del salón... pero como era de papel no hay estrago posible y eso no cuenta como torpeza.
En mi casa estoy haciendo un tunning a un armario cuando tiro un vaso de 300ml de te a la moqueta, no pasa nada, me preparo otro. No sé cómo le doy un toque y esta vez sólo se derrama la mitad.
En una semana van dos vasos de agua en la mesa del estudio, y medio vaso de té sobre la tarjeta de sonido... No entiendo nada. Antes de este periodo no recuerdo la última vez que derramé algo... quizá es que he crecido y no tengo control de mis nuevas medidas... nu sé.
Ahm, ayer mismo, afeitándome con mi preciosa nueva navaja parece que me llevé por delante medio lunar. Ya me parecía que la gente me miraba mucho en la calle, yo todo chulo pensando "hombre, voy arregladito, ¿pero tan guapo voy que todo el mundo me mira con tanta admiración? Cuando llego a casa de estos amigos (al ciego al que puse la zancadilla) me toco el cuello y noto algo pegajoso... me excuso...
-Puedo usar el baño un momentito? creo que me he hecho un pequeño corte afeitándome".
-Si si, ehm, si, parece que tienes un cortecillo en el cuello.

Voy al baño y lo que había ahí era un manchurrión de sangre reseca que daba gloria verlo.

Torpe torpe estoy, ¿será el agua del grifo, que aquí está sin tratar?

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