30 noviembre 2008

Así entré en el Opus (Parte primera)

Si miras justo debajo del título del blog verás una frase que me encanta, “No estoy orgulloso de ello, pero ha sido divertido” las historias que cuento, las que realmente son divertidas y salen una y otra vez en cenas se podrían comenzar con ella, sin embargo la que voy a contar no, para esta podríamos utilizar otra:

“Siendo sincero no estoy orgulloso de ello… aunque siendo aún más sincero si lo estoy”.


Para dibujar un poco el marco vamos a remontarnos 11 años atrás en el tiempo [cortinilla con ondas de colorines y arpegios de arpa] 18 añitos, joven, enérgico, valiente como buen ignorante. Tras una discusión en mi casa en la que expongo al consejo de sabios mis planes de futuro, que por entonces se movían entre estudiar bellas artes o aceptar la propuesta de una soprano que me daba clase de canto de volver con ella a la sinfónica de Cuba como su protegido, decidimos por real decreto de los huevos de mi padre y mi hermano (con uno de cada ya tenemos el par) que me voy a ir a estudiar una carrera de verdad: “Ingeniería industrial en la universidad de Navarra” ay Dios como se me llena la boca, si casi ya he desayunado sólo de decirlo. Por supuesto la ensalada llevaba todos los ingredientes necesarios, que si voy a arruinar mi vida, que nunca pasaré de ser un muerto de hambre con un Renault 5 (palabras textuales), mi madre de fondo aportando toque-drama. Así que como buen hijo decido no ser feliz logrando la felicidad de… nadie, bueno, de todo se aprende, en la vida también hacen falta contraejemplos.

Mi casa se pinta de rosa y a mi padre le sale toda una cola de pavo real con luces de navidad, bengalas y una pareja de cachorritos de tigre juguerreteando en ella; mi madre y mi hermano se quedan con el “bueno, a ver lo que tarda en llegar la siguiente tontería del niño”, suficiente para mí. Nuevo objetivo: entrar en el Opus.

Para entrar en la universidad de Navarra no se hace según tu nota de selectividad, necesitas tenerla aprobada, pero las notas que quieren ver son todas las demás de tu carrera de estudiante, así que en cierto modo algo de alivio llegó a mi cuerpo el saber que no necesitaba descojonarme vivo, con aprobar tenía suficiente. Obviamente como reto personal intenté hacerlo lo mejor posible, pero con presión cero, todo un lujo, así conseguí sendos dieces en el comentario de texto y en el examen de filosofía y todo ello pegándome un verano de puta madre mientras a compañeros les aparecían calvas del estrés. Oye, pues parece que va a estar bien esto, la vida me sonríe, ya me encargaré de cogerle cariño a las maquinitas o lo que sea que hagan los ingenieros.

Pasan los días y todo va de lujo, continúo con mi verano entre sacarme el carné ante la promesa de mi padre de recibir un Mitsubishi 3000GT si continuaba siento tan buen hijo (este que os enseña mi prima de Orense).




Tomar el sol en un barquito de un colega, fiestas con chicas como mi prima que te descubren las maravillas del amor y acaban con baño en la playa… quizá en el fondo de mi corazón no era feliz, pero lo parecía, joder si lo parecía.




Semanas más tarde me vengo con mi padre a San Sebastián a hacer el examen de ingreso, la verdad es que me enamoró la ciudad, a primera vista, me la imaginaba como nuevo marco a mi vida de chico de oro, y le quedaba de puta madre. Hay que decir que con tanta alegría en el cuerpo no había estudiado mucho, más bien nada, pero ¿para qué necesita estudiar un príncipe? Algo saldrá. Bueno, pues con mis santos cojones me presento en los exámenes (unos cuatro o cinco), venga, sonrisita a la pitiqui de al lado y a ver si termino prontito que he quedado con mi padre para comer en un sitio cojonudo. Me entregan el enunciado, lo leo, varias veces, otras más, me doy cuenta de que no tengo ni puta idea de lo que allí pone, la gente con la cabeza gacha escribiendo a toda ostia, gotita de sudor, me planteo si mi halo todopoderoso estaría en el acuarium viendo los chipirones porque allí no pasa nada que salve la situación.

Si tuviese que señalar un momento en mi vida en el que se hizo la oscuridad, un segundo exacto, fue este… ¿es posible que ya no me vaya a funcionar el hacer un par de comentarios inteligentes de vez en cuando para que vean lo listo que soy y mientras tanto seguir tocándome los huevos? ¿Aquello que dicen que en el Opus se necesita estudiar cuatro horas al día, todos los días, va a ser cierto? ¿No soy yo Jesús en su segundo paseo por la tierra, pero esta vez más espabilado y tomándose unos añitos de gozo carnal? ¿Lo de que en Euskadi no se folla es un mero estereotipo mas, no? ¿no? ¿Ni siquiera yo?
No pasa nada, lo haré lo mejor que pueda… y con una letra muy bonita, si una letra tan bonita que no deje lugar a dudas de lo listo que soy, claro que sí, hahaha mira qué pringaos todos estos estudiando tanto cuando yo tengo el secreto, una letra bonita… no puedo creer que esté pensando esto seriamente, me van a dejar el orto para usar de hula-hop… pero lucharé, qué cojones, si caigo lo haré mientras pateo, insulto y escupo. Así que me saco un par de chuletas que había llevado a ver si los datos que me daban podían encajar en alguna fórmula, obtener otros datos, buscar otra fórmula y repetir esto hasta que por arte de magia salga lo que te piden, si se lía mucho la cosa siempre te la puedes jugar con un “inconcluyente” o “El enunciado es ambiguo” por probar que no sea. En esas estoy todo chuli con un pedazo de chuleta tamaño King size cuando advierto la presencia de un ser… vaya; el profe se había largado y habían dejado a cargo a un chavalillo, un pobre desgraciado opusino con cara de pringao, peinado de pringao, ropa de prinago, andares de pringao… un pobre ser gris y vacío como el plástico amarillo de un kínder al que le han extirpado el regalito.

Mira, sé que esto no viene a cuento pero si no lo suelto reviento... me he acordado ahora por lo del Kinder, es muy bueno, fíate, yo estoy con la lagrimilla:
Resulta que mi madre es un ser peculiar de cojones, vale, seguro que todo el mundo dice lo mismo de la suya, pero es que la mía… jodeeeerrrr. Güeno, el caso es que a la mujer le gustan mucho los niños, eso está bien; alegría, buen corazón, cuidando la infancia claro que sí. Pues con toda la buena voluntad del mundo cuando queda con una amiga y hay algún crío de por medio les lleva algún regalito. También hay que decir que es una mujer “ahorradora” así que el tema del regalo si puede ser sin pasar por caja pues mejor que mejor, y la mejor manera que ha encontrado la buena mujer es jodiéndole los juguetes a sus hijos. La idea es un detallito para que el crío esté contento así que tiene la firme creencia que lo ideal es un regalito de huevo kínder… claro, qué pasa con regalitos de los huevos, que se montan… y se desmontan, y todo juguete que se desmonte pierde alguna de sus partes, así que mi madre se ha pasado años regalando muñequitos de kínder a medio montar, joder, no se me ocurre nada más cutre, Dios. Mi hermano y yo que veíamos tamañas atrocidades intentábamos hacerla entrar en razón asaltados por un devastador y prematuro sentimiento de vergüenza ajena.

-Bueno, bueno, si es un crío de diez años, ¿qué le voy a regalar? ¿Un ordenador?
-No ama, pero mejor cualquier otra cosa, por favor, aunque sea una cuchara de palo, hazme caso por Dios, ¿no ves que soy niño y se de lo que hablo? Madre, porque sea de plástico y de colorines no significa que sea un juguete válido.
-Claro, un ordenador le regalo si te parece.
-…hasta luego madre.

Claro, si tu madre es peculiar surgen historietas graciosas, pero si ya lo combinas con un hijo cabrón y creativo llegamos a otro nivel; de perdidos al río y ya que no hay remedio vamos a disfrutarlo, así que cuchilla y loctite en mano di rienda suelta a mi imaginación creando los mayores engendros que ha parido ser vivo… el camión de bomberos con alas de murciélago, Gijoe que salió tarde de la casa en llamas, la barriguitas catwoman, el increíble chico culebra… joder, habría matado por ver la cara de la madre.

-Mamá, mira que me ha regalado Amaia.
-Uy que bonito, déjame ver… coño…
-Esto, muchas gracias Amaia, a ver Panchito dale las gracias a Amaia.
-Huele raro.
-Venga hijo, di gracias.
-Gracias Amaia.
-De nada guapo, tú pórtate bien que para la próxima te traigo otro.
-No.
-Si majo, que mis hijos ya no juegan con ellos.

Qué habrá sido de aquellos niños… yo los llamaba los niños de la ilusión amputada.

Bueno estaba hablando yo del tipo que cuidaba la clase, aquel pobre desdichado que había decidido entregar su cuerpo y alma al Opus, y en ese preciso momento estaba plantado a metro y medio de mí mientras ojeaba yo todo contento un par de chuletas… a ver por aquí, no, era por detrás… espera que igual en la otra, si mira, pero mejor explicado lo tengo en… uy
Nuestras miradas se cruzaron como si fuésemos dos amantes furtivos, clavadas la una en la otra, por un momento fui buda, sin ningún atisbo de emoción alguna en mi rostro, no había miedo ni rabia ni alegría… nada…simplemente me vacié y me sinceré con aquel tipo, no quería excusarme, ni asumir el que había sido cazado, le miré largamente esperando que hiciese algo… a lo que respondió con una expresión de terror absoluta. Los ojos como platos y la boca entreabierta por donde parecía escapársele el alma. El pobre desgraciado tenía que estar flipando, también manda huevos encontrarte a un indecente sacando pedazo chuleta en un examen de ingreso al Opus, pues ese soy yo. Pasamos unos segundos así inmóviles, yo en mi viaje astral y el hombre rojo de miedo ante la situación de tener que sacar a un individuo de un examen en una clase de trescientas personas por hacer trampa, sólo faltaba que fuese su primer día… así que el tipo cerró la boca, con los ojos no fue capaz de hacer nada y se fue a toda ostia al otro extremo de la clase donde se quedó agazapado hasta que terminó el examen.

A la semana me llaman por teléfono para decirme que el examen está superado.

1 comentario:

Unknown dijo...

Es curioso hasta donde llega el Opus... pero en cualquier caso, me ha hecho gracia lo del pegamento, fax y llamadas jajajaja, ha estado gracioso.

Un saludo. Arturo
malafides.com