15 mayo 2010

Naces solo, mueres solo.

Que naces solo es obvio, pero a lo largo de la vida vas creando la ilusión de que llegará el día en que mueras y alguien te lleve de la mano, sin embargo es un viaje que se hace solo. Nadie te va a acompañar, y cuanto más te quieras convencer de que una vida plena te dará compañía en ese momento, más solo te sentirás... una vida de éxito te puede dar satisfacción y plenitud en el lecho de muerte, pero invariantemente pasaras ese trance solo.

En vida hay muertes, varias, y todas aquellas que matan parte de tí, todas esas pequeñas muertes que hacen verte hace sólo un par de días como un ingenuo muchacho también se pasan del mismo modo. Alguien te puede sacar de casa para dar un paseo, pero el amanecer de un sueño, el tormento personal es sólo tuyo... aunque quieras compartirlo nadie va a hacerse cargo de esa parte de muerte ya que nadie quiere morir. Como mucho te animarán a sobrellevar tu propia muerte... pero todos y cada uno de los gramos de cada muerte que sufras los llevarás tú solo en tus espaldas.

Esto debiste sentir tú Ion, una muerte enorme, insoportable, y aunque somos decenas los que nos hacemos llamar tus amigos nadie fuimos capaces de quitarte un gramo de ese peso sobre tus hombros. No me parece una decisión cobarde la tuya, tampoco sé en qué condiciones lo decidiste, cosa que dice muy poco de los que nos hacemos llamar "tus amigos". Decidiste acabar con todo, tú solo, en una soledad tan inmensa que solo de imaginármelo se me estremece el cuerpo. Y nos quedamos todos tan sorprendidos...
Hay gente que dice que viviste en treinta años muchísmo más que la mayoría en una vida longeva, y creo que es cierto, pero no es consuelo para mí. Todo el mundo que conozco ya casi te recuerda como una anécdota, como quien habla de los momentos simpáticos del abuelo.... fuiste mi mejor amigo Ion, sin embargo ni siquiera pude oler que querías dejar de vivir. ¿Dónde me deja eso? no fuí más que uno de tantos que no quitó un gramo de muerte de tus espaldas.
Todavía no me he atrevido a llorar por tí Ion, todavía sigo buscándote en cada tipo que veo paseando un perro, o detrás de cada casco de un motero. Imagino mil veces que te encuentro, que todo ha sido una de tus excentricidades, que esta vez te has pasado pero antes de insultarte y odiarte por hacernos sufrir tanto te abrazo con todas mis fuerzas... lo imagino una y otra vez Ion, no sabes cuántas veces, pero me siento tán ridículo haciéndolo...
Una vez los dos nos dijimos que un verdadero amigo es aquel que acompaña al otro en cuanto éste hace la maleta y necesita marcharse... lo sigo creyendo... pero esta vez tu organizaste tu viaje, y aunque lo hubiese intuído no me habría atrevido a seguirte.
No te puedes imaginar cuánto me enseñaste Ion, cuánto cambiaste mi vida... gracias a tí comprendí que no hay nada vetado para mí, que para alcanzar mis sueños lo que tengo que hacer es dedicarme con toda mi alma a ellos, que no están vetados exclusivamente para otra gente que es mejor que yo... nadie es mejor que yo. Gracias a ti yo he cumplido alguno de mis sueños, yo ni siquiera te he podido salvar la vida.
Parte de mí se fué contigo, murió y ardió, una parte alegre, y lo que me queda es algo tan vergonzoso que ni me atrevo a pensar en ello, una mierda de amigo que no estuvo ahí, y cada vez que lo recuerdo muero un poco mas, y muero una y otra vez como tú lo hiciste, solo.
Te echo de menos Ion.

1 comentario:

AsanA dijo...

Cada día me hago los mismos reproches que tú...
Y sigo buscándolo y me niego a aceptar que se haya ido.
Un beso percebe!!