10 noviembre 2006

Cocinitas (muy a mi pesar habrá que volver a la normalidad)

A mi me gusta comer bien, qué le vamos a hacer! por lo tanto he tenido que desarrollar mi técnica en la cocina por supervivencia... y es que de pequeño no pude gozar de una madre que me preparase exquisitos festines, no por carecer de ella, sino por carecer ella de ganas de preparármelos.

-Seguro que es un caprichoso de mierda. (Dirá algún enteradill@).
-Pues no listo, no soy un caprichoso, cojones.

Y como muestra un botón: las dos cenas que más se han repetido en mi fascinante vida son cereales con leche (eso sí, con leche caliente, para que se note que lleva su elaboración) y un curioso plato que consiste en un huevo pasado por agua en un vaso con cachos de pan y una pizca de sal.
¿Que no es para quejarse? un día no, por supuesto, pero siempre!!!

-Pues te preparas tu la comida chavalote. (Sigue diciendo el enteradill@).
-Pues eso es lo que he tenido que hacer; así en los últimos años de convivencia con mi santa madre me dediqué a preparar exquisitos platos delante de sus narices... realmente lo hacía por joder, para demostrar que cualquiera puede hacer un plato comestible y sano (y no digo saludable por que no me sale de los huevos, y al fulano de la tele ese con pelo blanco que le den por culo) pero mi madre de un plumazo me desmontaba todo con un simple.
-Ah, ¿Estas cocinando? pues prepara también pa tu hermano y pa tu padre que vienen a comer, así aprovecho y me voy a dar una vuelta a la playa.
-¡Maldita seas madre! me has vencido y humillado.

Estos torpedos lanzados dejaban mi orgullo tambaleando pero no me hundían, cual ave Fénix me echaba un buen peta y reorganizaba mi contrataque con panes de cereales y frutos secos, bizcochos de frutas, cocido gallego, tartas y un sinfín de manjares que no llegaban a arañar el escudo de indiferencia que mi madre (y por extensión el resto de mi familia directa) desplegaban ante mí.
De esta bonita etapa guardo un mar de rencor y la seguridad absoluta de que le misma sangre no significa el mismo... nada, así como una variedad de platos con lo que hoy día me deleito el paladar y el de los que me lo confían.

-¿Donde quieres ir a parar?
-Ya voy coño, el caso es que entre esos platos siempre hay alguno especial, ya sea por una compleja preparación, por lo inusitado de sus ingredientes o por que esté desarrollado siguiendo los anhelos de alguien en concreto. Pues aquí quería llegar, a esos platos que haces con especial interés para un grupo de gentuza que viene a hincharse el estómago a tu casa, y más en concreto cuando ese grupo se compone de un único elemento al que quieres impresionar con tus dotes culinarias.
Quiero contar y que me contéis vuestros platos especiales, sobre todo esos que se preparan con una sonrisa de medio lado pensando "ya te voy a dar yo buñuelo, ya" y los efectos que han tenido.

Acabamos de conocer uno de los grandes secretos de Alvarito, y es su seducción a través de las patatas a la riojana (si quieres limpiar tu nombre vas a tener que enviarnos algo nuevo).

Para comenzar voy a contar una mía, con nefastos resultados, que eso es lo que más gracia os hace ¿verdad cabroncetes?:

Volviendo de un finde muy intenso en Huesca tuvimos un accidente de coche, los que íbamos en él nos quedamos bastante acojonados, sales, das un paseo por el pantano y acabas replanteándote tu vida. Yo tenía una amiga que siempre me había hecho bastante gracia; y, hinchado por la experiencia cercana a la muerte, decido invitarla a cenar a casa con intenciones lascivas.
Prosiguiendo el viaje le pido consejo a Genís, un amigo italiano que me sugiere una lasaña vegetal, está bien, algo ligero, más o menos aparente sin llegar a ser extravagante, hoy mojo cebolleta.
Compro los carísimos quesos que me había dicho el italiano y me dispongo a preparar la cena:

-Coño, es un poco pronto, bueno, me echo un par de birras y un par de petas y con calma me lo voy currando.

Dicho y hecho, lo de las birras vamos, porque al cuarto de hora me entra una pereza enorme, una desgana y el bajón del cansancio acumulado de todo el fin de semana... con lo fácil que hubiese sido invitarle a un par de cubatas... el caso es que llega la chica, remato la cena y con mucha calma comienza la velada.
No recuerdo el entrante, era algo muy básico y resultón, la cosa va bien, yo ya casi ni podía articular palabra imaginándome la fiesta que vendría después del postre.

-Chan, ta ta ta chaaaaaan, aquí llega la especialidad de la casa señorita, un maestro cocinero italiano me reveló su secreto después de salvar milagrosamente su vida y darse cuenta que sería una desgracia para la humanidad el que su tesoro pereciese con él.
-Mira tú que bien, comamos pues.

Cuando meto el cuchillo ya veo que opone bastante resistencia (la tensión superficial del queso, me autoengaño), la sirvo, me sirvo, trago de vino y brindis por la vida, el amor o alguna otra gilipollez, pruebo... y se me escapa una risa de esas de "ya la has vuelto a liar chato, ya puedes ser gracioso porque a ver como levantas esto" y es que vaya usted a saber porqué (más adelante comprobé lo real y lo incierto de la maestría gastronómica de mi asesor) la receta perfectamente ejecutada (o no tanto) dió a luz una especie de grumo compacto verde, una extraña sensación... sin tener ningún ingrediente consistente necesitaba ser masticado como un filete de peseta.

-Ostia lo siento, pero que malo que está.
-Que va, hombre esta un poco... firme, pero de sabor está bien.

Y aquí fué cuando empecé a cruzarme, y es que pensaba yo: o esta tipa me está haciendo la rosca, cosa que odio profundamente; o realmente le gusta... ahora bien, ¿Qué tipo de persona puede disfrutar comiendo engrudo masticable?
A partir de ahí nos dedicamos exclusivamente al vino, yo más.

/Suceden cosas variadas que no tienen relación con la gastronomía/

Al día siguiente mi madre pasa por casa a la hora de comer (muy fina ella).

-Hola guapo.
-Hola madre, ¿Quieres comer? me ha sobrado lasaña de ayer. (vale vale, ya se que soy un cabrón, pero mi madre, al igual que Rambo come cosas que ni una cabra tendría cojones de comer).
-Que bien, dame dame, ñam ... ñam ñam, oye, ¿Que mal te ha quedado esto no? pero si es que está duro y todo... ¿Esto es de comer o es de esas cochinadas que haces para hacer muñequitos?
-Pues ayer se lo di de cenar a una chica y se comió un plato entero!!
-Jesús, pues vaya hichazón ¿no?
-Imagínate, si es que hasta repitió! yo creo que lo hizo por mí, pero la verdad es que fué algo un tanto grotesco que prefería no haber visto.

Lo dicho, contadme recetas y qué tal funcionan.

7 comentarios:

krtx dijo...

Os contaré una pequeña receta de la que estoy muy muy orgulloso.
El motivo de mi orgullo no proviene de la dificultad del plato (prácticamente nula), sino del recuerdo de mi santa engullendo tenedor tras tenedor con los ojos inyectados en un rojo intenso y balbuceando "Me-duele-la-tripa-de-tanto-comer-y- no-puedo-parar-Qué-coño-le-has-echado"
No cabe duda de que le gusta... (pensaba yo) al fin y al cabo es mi churri; no necesita hacerme la rosca para conseguir mis cositas.
Aunque en mi contra jugaba el hecho de que creo que su infancia tiene bastante que ver con la del TxinoBlas, culinariamente hablando.
El plato en cuestión es simple y tonto, aunque como os digo, muy apañao y que no necesita ni calor:

Ensalada PuntoG
Deberemos mezclar en un cuenco unos 400 gr. de hojas de lechuga Romana, otros 400 gr. de lombarda, jamón cocido y queso havarti en dados al gusto además de una zanahoria cortada en tiras.
Luego le añadimos como aliño una cucharada de salsa inglesa Worcestershire o en su defecto una base de salsa ali-oli que hagamos muy muy ligera (con un chorrito de agua quedará al punto) aderezada con una pizca de estragón.
A falta de estragón, albahaca o incluso de perejil.
Para acompañar, unos cuadraditos de pan muy tostado le van de puta madre.

Fácil, ¿verdad? Pues éxito asegurado, que si Panorámix levantara la cabeza se dejaba de cochinaditas caldosas a golpe de marmita.

El Chino Blas dijo...

Buena pinta Alvarito (ni puto caso, este fulano es un enfermo que ni tiene novia ni la va a tener) ya lo pondré en práctica (por lo visto se le mezclan en la cabeza realidad con ciertas parafilias y se materializan en ensaladas sexuales) muchas gracias salao.
Veletita reina, tal como está el patio cuéntame como va la Receta A, que ando con cierta hambre acumulada, pero con bien se Swarma eh? que chorree Swarma que no estamos para sutilezas.
Una que funciona:
Te compras un wok en Ikea por 3 duros, cortas verduritas variadas (lo que te salga del cimbrel, imposible cagarla) con un churritín de salsa de soja, que tanto vale para sopas como para la dirección asistida. Cueces dos o tres porciones (dependiéndo de cuán jabalí sea tu acompañanate) de pasta de arroz con su correspondiente churritín de salsasoja (si algo funciona pues no se toca, cojones) lo arrojas con toda la maldad del mundo al wok donde sufren las verduras, le pegas una ostia con los fuegos del infierno y en diez minutos estás comiendo... y en media hora estás comiendo.
Una que no funciona:
Una antigua novieta se lo curraba, no me acuerdo muy bien como iba, era unos rollitos de solomillo de cerdo rellenos de pasas nueces y alguna cosilla más, todo ello con una salsa muy currada. El truco está en que te pones hasta el culo y acabas derramado en el sofá sujetándote un barrigón de preñada somalí.
-Oye, el tema este de echar un polvete pues casi que lo dejamos pa mañana no?
-Pues mejor, a ver si de un empujón me voy a liar a rodar, me accidento seriamente y me rompo un hueso sexual.

Venga, contad más, no me seais rácanos.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con todos, un plato exquisito puede hacer maravillas, pero tambien hay que saber que un plato tiene un "back-door" (toma frekada). Ejemplo:las patatas a la Riojana. Viene la mujer en cuestion y te pregunta que has hecho para cenar "Una patatas a la Riojana" mmmm, puede que le gusten, pero hay que tener un poco de cuento:
Primero: El nombre del plato hay que decirlo en otro idioma, en frances queda muy fardon "pomms du teg a la Giogana" o si te lo aprendes, en japones o chino, que queda my chick. Luego por supuesto se lo traduces con aire de desinteres, de despreocupacion.

Segundo: Informacion. Buscas en la Wikipedia "patatas", sobre todo alguna anecdota "Sabias que hasta que en 1835 fulanito de tal, un famoso chef frances|chino|japones las cocino para el Rey X y desde entonces son consideradas un manjar en la comida occidental, porque hasta entonces se consideraban tan solo alimento para el ganado.." tambien queda bien el meter un "En ciertos paises se consideran afrodisiacas.." pero hay que tenr cuidado de no caer en la pedanteria, de nuevo hay que decirlo con cierto aire de desinteres.

Tercero: Contar un cuento, si puede ser cierto mejor, sino inventado. El cuento en cuestion tiene que ver con la manera en que aprendiste a cocinar esa receta en cuestion o de las virtudes que tiene. Una anecdota graciosa con un toque de aires de grandeza puede quedar muy bien.

Asi pues, hasta una simple tortilla de patata, con una buena introducción, un buen cuento y cuatro anecdotas, se puede convertir en la mejor comida que recuerde la chati.

El Chino Blas dijo...

Una buena introducción? un buen cuento? cuatro anecdotas? Amigo meloncete, pero cómo es que nunca me he planteado la cocina profesionalmente? si yo sería un chef de puta madre.
De todos modos pequeño salmonete, un tío con tanto paladar como tú tiene que desvelarnos algun de sus secretos culinarios, así que estírate un poco y cuenta.

krtx dijo...

Venga, una rápida y de nombre sencillito:
Rheinischer Sauerbraten.
Que los franchutes se empeñan en llamar Rôti de bœuf mariné à la rhénane.

Cortamos 2 cebollas en tiras finas. Las mezclamos con medio litro de vinagre de módena, otro medio litro de agua, una hoja de laurel, una cucharadita de granos de mostaza y otra de granos de pimiento rojo. Una pizca de azúcar, una de nuez moscada, y una pizca de sal. Esto va a ser un adobo para un kilo y medio de carne de vaca que tengamos secuestrada de la carnicería; así que metemos la carne en el adobo y al frigo.
Pasada una semana, escurrimos la carne y apartamos el adobo y lo colamos.
Sumergimos un puñao de pasas en un vaso de vino tinto y nos ponemos a picar otro par de cebollas. Calentamos un bloque de manteca de ganso (mejor que de cerdo) para sofreír la cebolla y echar al poco la carne. Una vez que veamos dorar la carne, añadimos el adobo y a cocer a fuego lento unas 2 horas.
Una vez transcurrido este tiempo, ponemos la carne en un plato y colamos el caldo en una cacerola.
La carne lucirá si se la acompaña de compota de manzana, jalea de grosellas y las pasas, junto con una copa de buen tinto.
El caldo sobrante es oro líquido; guardar y para otra ocasión.

Anónimo dijo...

Ahi va, receta mas o menos sencilla y con nombre medianamente fardon:Rizzoto de verduritas salteadas con gambas.

Por un lado cocemos el arroz como mejor sepamos de manera que quede suelto y ligeramente caldoso. A continuacion le hechamos queso parmesano (nada de ese que viene en sobres para espaguetis, comprar una cuña) rallado manualmente hasta que quede ligeremente espeso con el agua que ha quedado en el arroz. Hay que tener cuidado de no hechar mucho por que si no queda como una masa dura.

Por otro lado salteamos unas espinacas frescas y alguna verdurita que quede un poco crujiente, como por ejemplo brokoli, aunque podeis hechar aquello que se os ocurra, como por ejemplo unas setas de temporada (no Alex no, nada de corazones ni de higaditos que tanto te gustan). Salteamos las gambas peladas y las mezclamos con las verduras para que cojan sabor.

Para servirlo, hacemos una corona con el arroz en el plato y en el centro colocamos las verduras.

Un buen vino, una anecdota, dos historietas y cuatro mentiras y ya esta listo.

El Chino Blas dijo...

Amigo Alvarito: Aggggrrrrlllll brrrrraaaafffff grrrrrrruuuuuurrrrrrggg, aparéceme un día con semejante festín y mi alma será tuya.

Amigo puto cojo cabezón: mmmmmm mira que el no poder echarme a la boca un puñado de higaditos o corazones limita mucho mis costumbres gastronómicas... será cuestion de acostumbrarse. Buena pinta si señor, si este plato cuenta con la aprobación de la señora Virtudes ya no necesito más. Ñam ñam, se me ha abierto el apetito (la líbido no necesita mucho ánimo, ya está toda fiestera). De todos modos agradecería alguna más, sobre todo acompañada de un "con esta receta conseguí las..." o "y entonces me hizo un..." o un "...una pena lo de su expontánea explosión gástrica".
Mas mas.