11 enero 2007

The Sin Eater

Hace años nos pasaron en el festival una peli que me gustó mucho, tanto que en cuanto tuve oportunidad la compré ya que me hacía ilusión tenerla original.

La peli trata de una serie de fulanitos que se transmiten un “Don” son los “sin eaters” o “devoradores de pecados” abren una puerta trasera para entrar en el cielo: contratados por católicos adinerados de vidas disipadas consiguen en el lecho de muerte del contratante por medio de un ritual “absorber” los pecados, de modo que el finado a cambio de unos duros que ya poco necesita pasa el tránsito de la muerte inmaculado, libre de pecado alguno por lo que entra directamente en el cielo chocándosela a San Pedro mientras éste le dice:

-Tu sí que sabes cabroncete!

…Esto no sale en la peli pero digo yo que será así..


El devorador convierte en suyos los pecados de otros, cargando así su conciencia con terribles crímenes y fechorías, poco a poco cuando alcanza la madurez éstos son más llevaderos y, ya cercano a la muerte, sólo ronda su cabeza una idea, la de “traspasar” su Don, que no es más ceder a algún incauto todos los pecados de todas las almas salvadas de todos los devoradores de la historia para así poder morir él en paz… casi ná.

La gracia está en que un devorador tiene más miedo a la muerte que nadie, ya que si fallece sin haber traspasado los pecados… malo.

Una de las ideas que me atrae de esta peli es la figura del devorador como ente siempre presente en la historia, sólo entendible bajo la idea de longevidad eterna simulada, no tan absurda para la mente humana como debería…

-¡Echaremos algo más de mierda al mar, que es grande y pa eso está, y confiemos en que no me toque a mí comerme el marrón, y al que le toque pues que se joda que yo he hecho lo que he podido… mas o menos!

Como segunda reflexión me veo en cierto modo reflejado en este personaje, en el sentido de ser un vertedero voluntario de las miserias humanas.

Contemplando el comportamiento de mis congéneres y el mío propio veía que muchas veces nos encontramos sobre un estrecho muro, indecisos de si saltar o no, el saltar implica algún placer o satisfacción, pero la gracia está en que de algún modo es un acto prohibido.

Te encuentras encima del muro, contemplas con anhelo el prado que vas a invadir, que vas a mancillar… no hay ninguna duda de que no es lo correcto… te balanceas peligrosamente cual equilibrista borracho tentando la mala suerte…

-Pero qué haces en la cama con mi mujer!!!
-Quieto amigo, que ha sido un accidente, el muro éste que es estrecho y ya ves… que me he caído… dentro…

Empiezas a auto engañarte intentando ser sutil, no sea que te vayas a dar cuenta de que te estas intentando manipular, por Dios!, que todos sabemos que eso es trampa. Juegas con conceptos de qué es lo “bueno” o “malo”… o “demasiado”… o “no”, si son simples palabras, sinsentidos sociales… echas mano de otras culturas; de los tipos de la edad media, que de vez en cuando nos vienen bien para justificar burradas… o si son muy burras tus burradas pues directamente a los trogloditas!

-Pues en las cavernas los hombres de verdad se comían un búfalo de una sentada, luego se follaban a quince vírgenes y para terminar una siesta de un par de semanas, y bien a gusto, qué cojones!
-Puta tecnología, si es que estamos dejando de ser humanos
-Lo que yo te diga, MESEROOOO VETE TRAYENDO POLLOS QUE YA TE DIRÉ YO “PARA”!

Lo malo ya no es tan malo, y lo bueno se tiñe de apetitoso vicio, pero sigues teniendo algo dentro que no te deja entregarte libremente al placer… y te jode, mucho; deseas con todas tus fuerzas que “eso” no esté ahí… para algunos es eso que llaman moral, para miserables como yo (venga, seamos sinceros) no es más que miedo a las consecuencias.

Es en ese momento de excitación-desesperación cuando buscamos a un “sin Eater” a alguien que nos permita hacer lo que nos da la gana y a quien podamos enmarronar esa maldita mierdecilla que nos irrita el ojo… ahí entro yo.

Me gusta, ya que no tengo la suerte de poder hacer todas las maldades que quisiera me ofrezco como sacrificio humano, desde luego no hay nada más fácil que convencer a alguien que ansía ser convencido, aunque mi único pago sea el…

-Bueno vale, pero por que me lo has dicho tu, eh?
-Por que lo he dicho yo, venga, disfruta.

Tarde o temprano las consecuencias llegan, y pesan en la conciencia, pero con la costumbre cada vez pesan menos, de todos modos las canas ya comienzan a poblar mi cabellera, y entre vosotros incautos mortales busco heredero, alguien que continúe con mi labor de llevar felicidad a los hogares de los viciosos.

4 comentarios:

Jose Luis dijo...

ya te estaba echando de menos leerte.. todo un gusto

Anónimo dijo...

Leerte me resulta cansativo. Y mira que he leido mucha mierda!
Intenta revolver menos las palabras.
Saludos, y de nada.

El Chino Blas dijo...

Cansativo??!! Por favor!
Como soy poco espabilado intento no meter la zarpa dedicando unos segunditos aquí de vez en cuando: (ironía)

www.buscon.rae.es/draeI/html/cabecera.htm

Ya siento que tengas que leer tanta mierda, a mí me pasa a veces, es lo malo de que hoy en día demasiados tengamos boca pública, (creo que estoy empezando a revolverme).
Jamás he aprendido nada de un adulador, pero también me cuesta hacerlo de alguien sin rostro.

Enséñame qué no es una mierda para tí, dame alguna muestra de un mínimo de calidad de tu criterio y abriré los oídos y daré gracias, te lo aseguro, no me cuesta lo más mínimo, yo el orgullo lo cambié hace tiempo por una vida más rica. Como comprenderás no voy a devanarme los sesos por 3 líneas que pueden haber sido escritas por Jean Paul Sartre o por un mandril con mucha suerte.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

No le hagas ni caso. Muxu bat