19 julio 2011

Balance del viaje

Si, hace ya tiempo que volví a Europa, que es lo que estoy empezando a llamar "casa", y quería que pasase tiempo suficiente para que se asiente todo lo visto y vivido desde Febrero hasta Mayo.

Una de las primeras cosas que he aprendido, empezamos por la más banal, es algo sobre economía doméstica. Si no hubiese dejado el trabajo y vendido el coche, finiquitar los contratos y demás gastos mensuales, no habría podido llegar a la conclusión de que no tengo un duro. Como quien contempla un río pasar sólo veía agua que entra y agua que sale, que como es mucha pues uno cree que tiene dinero. Craso error, en cuanto cierras la presa sólo quedan cuatro charcos.

Pasando ya a temás menos materiales destacaría el que he enterrado cierto pensamiento. A ver si consigo explicarme:
Cuando hacemos balance del lugar donde vivimos encontramos cosas buenas y malas, cuando nos cuentan cosas sobre otros sitios normalmente nos cuentan las buenas, es lo que más destaca, pero nos encanta descubrir las malas. ¿Por qué? por mantener esa sensación de que, más o menos, todos los lugares del mundo tienen un balance similar de aspectos positivos y negativos. Si no fuese así significaría que estamos viviendo en un lugar peor que otro, y ese afán de patriotismo y de no sentirnos "primos" se rebela contra esa idea.
Por supuesto que todos los lugares tienen cosas buenas y cosas malas, pero seamos sinceros, el balance no es igual en todos lados. Hay sitios en los que es un puto infierno vivir, y las compensaciones son mínimas, y hay lugares en donde la vida es más agradable, mejor.
En estos momentos estoy en Amsterdam, y me encanta esta ciudad, es pequeña, tranquila, agradable, tiene vida, la gente ama la cultura en todas sus manifestaciones... pero cierto aroma melancólico invade la ciudad, es una melancolía muy romántica, la melancolía de tomarte un té caliente en un café mientras por la ventana ves como la lluvia eriza la superficie de los canales... en Julio.
La mayoría de la gente que he conocido en Australia iba con una idea similar a la mía: viajar, turismear, conocer cosas y de vuelta a casa. Y la mayoría acaba por tener un pensamiento con mayor o menor intensidad: instalarse allí.
Sinceramente creo que es un sitio, (aclaremos que hay distintas ciudades muy diferentes) donde es fácil encontrar tu hueco. Y los motivos son los siguientes:

La naturaleza es increíble, todo es como más real... las playas, los bosques, los animales, el desierto, árboles, cañones... una vez vistos ciertos paisajes los de Europa parecen de juguete. Del clima pues no hace falta que diga nada. De todos es sabido que en climas más calidos y soleados el carácter es más alegre que en aquellos fríos y oscuros.

La gente ama su tierra y reciben leeciones de respeto a ella desde que nacen.
"No worries" es la coletilla más utilizada, es el equivalente al omnipresente "agur" pero con el significado que tiene: no te preocupes, no pasa nada, si tienes un problema ya veremos cómo lo arreglamos, pero cuando toque, no te amargues ahora y sigue disfrutando este momento.

En porcentaje la cantidad de licenciados y de carreras superiores es muchísimo menor de lo que acostumbramos a ver en Europa, ¿por qué? porque la vida personal es una gran prioridad. El deporte, ir a la playa, hacer surf, motos, restaurar coches, poner bonito el jardín... todas esas cosas que aportan tanta satisfacción personal y placer... y quien no tiene un título no es inferior a otro que sí lo tiene.
Es un país nuevo, todo está en constucción, la sociedad está en construcción y aunque si hay un sector algo conservador, incluso con cierto toque "racista" se podría decir, la mayor parte de la sociedad acepta lo nuevo como algo bueno. Las ideas son escuchadas y puestas en práctica con mayor probabilidad que lo que haya visto hasta ahora.
Un poco como en el país vasco, se defiende lo propio, cualquier cosa made in Australia se interpreta como algo de calidad (sobre todo hablando de comida) y la gente invierte en ello.
No se respira estrés. Incluso en el movimiento más alocado que puede ser Sydney a las ocho de la mañana un día de labor no se ven caras grises. Es altísimo el porcentaje de gente que trabaja en lo que quiere, y está satisfecha con ello, lo que inyecta una cantidad de entusiasmo enorme en la sociedad.
En cuanto a la gente que he conocido allí decir que me han impactado tanto australianos como foráneos, pero es justo decir que ese conjunto de extranjeros es una característica importante de Australia, que en cierto modo cuidan e integran.

Es curioso pero a los españoles nos tienen mucho afecto, y es que nos consideran muy cercanos a ellos, en cuanto a la idea que tienen de nosotros con respecto a que somos gente alegre, que disfruta de la playa y la naturaleza, la fiesta, que el trabajo no es lo primero...

Había conocido gente de todo tipo, desde lo más conservador hasta lo más extravagante, pero mi sensación es que todos esos caracteres estaban en una línea, como si de números reales se tratase. Existen infinitos números, pero es que además entre el uno y el dos también existen infinitos números, infinitos caracteres de los cuales en una vida sólo tendrás oportunidad de conocer una pequeña porción.
Con los tres destinos recientes (Australia, Taiwan y ahora Amsterdam) he conocido gente que no se encuadra en esa línea, sino que ha aparecido una segunda dimensión, siguiendo el ejemplo megafriki de los números serían los complejos. Si antes ya había infinitos caracteres en una linea ahora hay más infinitos caracteres en un plano, algo abrumador pero muy interesante por lo diferente.
Y lo curioso es que no es novedoso por ser complicadísimo o riquísimo, todo lo contrario, he conocido gente muy muy simple, muy pura, sin dobles caras que antes me habría parecido imposible que existieran sin haberlas podido imaginar yo. Y todas estas personas me han hecho entender las cosas de un modo más sencillo, mucho más directo, donde todo son carreteras sin curvas por lo que los destinos están más cerca y se pueden ver aún cuando estas lejos.

Como cosas malas pues decir que tiene ciertas característacas importadas de la sociedad americana como es la comida basura, y un respaldo cultural quizá insuficiente a ojos de un europeo (a excepción de Melbourne).
Como segunda cosa mala es que está a tomar por culo. Uno no puede instalarse allí e irse a Galicia de vacaciones una semana. Tanto por tema económico como por tiempo.

Durante el viaje hubo muchos momentos en los que tenía que elegir qué ver o hacer, y aquello que dejaba de lado me daba mucha pena. Sin embargo a mitad del viaje, mas o menos, ya no sentía esa pena, porque en mi interior ya no era un "no" sino un "en otra ocasión".

Ahora quiero probar la experiencia europea. Trabajar en entornos internacionales, moverme con total soltura en inglés y aprender algo de holandés y viajar un poco a los destinos que tengo tan cerca. Pero en un futuro, un año, dos quizá, creo que acabaré por volver a uno de mis sitios favoritos en Australia: Manly o Melbourne. Ya no con la mochila, sino con el visado de trabajo.

Como imagen de esta entrada me quedo con una puesta de sol de Byron Bay, algo que cierta gente ve desde su ventana todos los días, espero tener ese lujo algún día.

1 comentario:

AsanA dijo...

Me alegra leerte de nuevo. Bienvenido ;)