25 diciembre 2013

Que gustito que da


Hola blog, cómo estas? estas bien majo? muerto de inanición? bueno hombre, no hay mal que por bien no venga, ya se me ocurrirá el "bien".
No te pregunto, veo que tú igual no? más que nada porque soy yo quien te pone cositas, y pocas cosas te he puesto últimamente... que ninguna? seguro? bueno pues te cuento un poco, a ver si no me olvido de nada.
Después de mi enésima relación fallida, esta vez con la señorita Ana, me volví a Londres. Por qué? buena pregunta, y simple respuesta que no he conseguido que nadie entienda. Porque nunca me fui. He vivido en varios sitios pero realmente no me siento de ninguno, ni ellos pertenecen a mí ni yo pertenezco a ellos. Después de mi primera temporada en Londres, que fue de unos siete meses, volví a Galicia a pasar un tiempo, pero eso es todo, fui a pasar un tiempo, no volví a casa.
Además quería vivir plenamente Londres, algo que no había hecho hasta entonces, y algo para lo que creo que hace falta tiempo.
Pues eso, que de vuelta a Londres estuve parando en varios hostels (albergues) en lo que recuerdo como una temporada dura de cojones. En primer lugar la relación con mi ex era lo suficientemente mala como para que el recuperar todas mis cosas que estaban en su casa fuese extremadamente difícil. Le sumamos a eso el que llevaba más de un año sin ingresos estables y decentes, ahorros prácticamente consumidos, sin curro, y sin nadie que fuese un apoyo.
-Y entonces qué Alex?
Entonces decidí empezar por lo más básico, me apunté a varias agencias de curro para hostelería. Al pricipio trabajaba muy poquito, con lo que no llegaban los ingresos siquiera para pagar el hostel. Así que me trasladé a uno más barato. La verdad es que fue todo un acierto ya que el sitio estaba de puta madre. El único motivo por el que era más barato es porque estaba cerca de Canary Wharf, una zona bastante alejada del centro. Sin embargo tenía el desayuno incluído, todo un puntazo. De este modo estirando el desayuno y teniendo en cuenta que casi siempre te proveen de una comida en los turnos de curro, sea un restaurante, hotel o un evento, tenía el tema de la alimentación cubierta.
Entonces es cuando comencé a trabajar en el Avista. Un restaurante italiano que pertenece a un hotel de la cadena Millenium. Me llamaban dos días a la semana, luego tres, cuatro... y al final tenía ya los cinco o seis días a la semana. El domingo no se trabajaba allí así que aprovechaba para currar en eventos como partidos de fútbol o rugby.
Parece que ya es momento de buscarme un alojamiento. Así que, por casualidad, hablando con un fulanito que trabajaba en el hostel, me dice que él acaba de dejar su habitación en un sitio majo. Llamo y resulta que el administrador es David, un gallego raro como pocos pero con quien acabo haciendo amistad.
Recupero mis cositas así como el estudio de grabación y me instalo.
En el restaurante voy echando raíces, les pido que me hagan fijo pero pasa el tiempo y nada, me dicen que espere una semana, y otra, y otra... Así que me paso una buena temporada currando con la agencia para ellos, lo que significa unas 45-50 horas a la semana en un curro duro de cojones, duro de cojones. Dolores de piernas, espalda, tomando pastillas como pipas...
Para entonces mi calidad de vida había cambiado drásticamente. Ya podía comer dos y tres veces al día.
Dos cosas importantes suceden mientras trabajo en el Avista. La primera de ellas es que conozco a Laura. Una muy guapa chica gallega que trabajaba en un hotel al que me mandaban de vez en cuando. Desde el primer día todo ha ido rápido pero suave siendo cada uno el mayor apoyo del otro.
Otro hecho importante, y muy peliculero, es mi encuentro con Marcus Paleti y el comienzo de una nueva carrera.
Sería principios del año pasado, después de las navidades más tristes de mi vida, lejos de mi familia, trabajando con gente extraña por cuatro miserables duros. El comienzo de año es terriblemente tranquilo para la hostelería en Londres. Así que me encontraba yo preparando una tabla de selección de panes, muy despacito, mirando por la ventana cómo nevaba fuera pero siendo el día luminoso. Una compañera me dice que los clientes de una mesa preguntan por mí, una mesa a la que no había atendido.
Eran dos tipos, un indio y un negro que llevaban varios días viniendo por la tarde. Pedían algo de beber y un par de postres mientras trabajaban sobre unos bocetos.
Quien me habló fué Marcus, el indio. De forma muy directa me dicen que están haciendo un anuncio para una marca de moda, en él hay un personaje masculino. Te hemos visto mientras preparabas el pan -dijo Marcus- y ha sido como ver materializado el tipo que tenía en mente. Te apetece hacerlo?
Mi inglés por entonces era bastante justito, pero por si acaso respondí un rotundo sí. Le dije que en ese momento no podía hablar con él, ya que no se me permitía hablar de asuntos privados con los clientes, pero que que si me daba su contacto ya arreglaríamos.
Al día siguiente le llamo y la cosa ya no suena igual, quedamos en que se pondrá en contacto conmigo pero que tengo que esperar unas tres semanas y que también tienen a varios actores en la lista.
Pasan tres semanas, y cuatro, y cinco, y prácticamente me olvido del tema.
Un buen día me llama Marcus y quedamos en otro hotel para que me vean un par de personas de la producción. Ok.
Voy al encuentro bastante nervioso pero emocionado, dispuesto a seducir a quien haga falta. Allí me encuentro con Natham, el negro que ya conocí en el Avista y la tipa de vestuario. Los tres me hacen preguntas y me sacan fotos. Yo intento hacerles ver que estoy absolutamente acostumbrado a la cámara. No me entero de la mitad de las cosas que me dicen, pero sonrío como si fuese el tipo más majo del mundo.
Una de las preguntas que me hacen es si tengo un buen traje... por supuestísimo que lo tengo (si llega el momento ya lo solucionaremos). Nos despedimos calurosamente y me dicen que tienen que entrevistar a unos cuantos actores y que ya me llamarán con lo que sea.
Pasa más de un mes, llamo a Marcus pero el teléfono está desconectado. Totalmente desaparecido de la faz de la tierra. De esta vez ya me convezco de que la fantasía ha llegado a su fin.
Sin embargo cierto tiempo después (ya no recuerdo de cuánto) me llama Marcus y me dice que estoy dentro. Por unanimidad han decidido apostar por mí, ya que si bien no soy actor, confían en que el personaje es tan similar a lo que ellos creen que soy, que debería ser más un ejercicio de naturalidad que de interpretación. Guachi.
Con los pocos cuartos que había conseguido ahorrar en el Avista me hago con un traje muy chuli. Sinceramente la idea original era el devolverlo después de los días de grabación, pero no fué posible.
Quedamos otro día Marcus y yo para darme el script y explicarme cuatro cosas. Es un tío majo, me invita a cenar y veo que tiene las ideas muy claras, cosa que me gusta. También me hace ver que ese anuncio es muy importante para él ya que el cliente es potente, el equipo técnico es bueno... vamos, que la única pieza dudosa soy yo, que soy una corazonada suya.
Por supuesto la fecha para la grabación se retrasa, pero ya sé que esa es la tónica con este hombre, no problem.
Llega el día de la grabación. El resto del equipo empieza a trabajar muy pronto, a las siete si no recuerdo mal, en Charing Cross, el hotel que está en la estación de metro del mismo nombre.
Cuando llego el despliegue de medios me deja acojonado, ni de lejos me imaginaba que fueran a disponer de semejantes elementos técnicos. Justo en ese momento estaban grabando una secuencia donde la chica baja por las escaleras con un vestido muy bonito. No quería interrumpir pero pararon para saludarme, parecía que había mucha expectación conmigo, sabían de la novelesca historia de mi contratación. Me quedo al margen intentando ser de ayuda y disfrutando de la cantidad de maquinitas que había allí.
La cosa se retrasa cantidad, pero no me importa, la verdad es que estoy gozando como un enano. Tengo café y bollería gratis lo cual es todo un regalo.
Finalmente terminamos en Charing Cross con más de seis horas de retraso, no hemos hecho ninguna de mis escenas. Se deshacen en disculpas conmigo pero estoy encantado de la vida, maquinitas guays y comida.
Vamos a otra localización donde yo tampoco grabo nada, estamos tres horas a la intemperie pasando bastante frío. Buino, ya se me cae un poco la ilusión pero no pasa ná.
Finalmente vamos al puente, en esta escena yo sí que aparezco, es la escena final del anuncio, tiene primerísimos planos lo cual me parece bastante arriesgado como para mi bautizo, pero ese tipo de consideraciones parece que no estaban contempladas en el plan.
En la primera escena que hago aparezco entre unos árboles y me dirijo hacia la moza. Hacemos dos tomas que resultan una chufla. Una ola de nerviosismo crece sobre el equipo en torno al "fichaje sorpresa". Sin embargo la presión parece tener un efecto positivo sobre mí y las tomas empiezan a salir. Veo en las caras del equipo sensación de alivio, y con ello me crezco. Y tanto me crezco que al repetir una toma del puente me caigo y me pego una ostia de cojones en una rodilla que ya tenía malita. Por supuesto el traje se rompe, muy poquito pero lo justo como para que no se pueda devolver. En mi mente se dibujan billetes de dibujos animados con alitas.
Repetimos alguna vez más para tener más ángulos y terminamos el día. Nos felicitamos todos y Marcus me lleva de paseo. Me dice que está satisfecho conmigo. Que por supuesto tenía sus dudas pero que está contento con mi profesionalidad, tanto en los momentos en los que he currado como en los que tenía que esperar.
Al día siguiente quedamos tempranito, y yo tengo que estar a primera hora ya que todo el día va a ser conmigo, la chica ya no graba más.
Llego diez minutos tarde ya que la casa donde grabamos está metida en una urbanización y no es sencillo orientarse. El resto del equipo ya está allí excepto Marcus. Nadie sabe nada de él. Aparece como hora y media tarde ante el mosqueo general con no sé qué milonga.
Tardamos un huevo en montar todo el equipo en la casa. Tuvimos que mover muebles, instalar un chiringuito para maquillaje y peluquería en el cuarto de los niños... parece increíble cómo al final estábamos ciento y la madre en el salón: dos cámaras grabando (cada cámara necesita un fulanito extra que controla el enfoque), dos tipos para las fotos, tres para la iluminación, la de peluquería y maquillaje, la de vestuario, director y asistente y un par de invitados que no tengo ni puta idea de qué pintaban allí.
-Bueno, tu ahora natural, como si no estuviéramos aquí.
Cómo no, empezamos con los planos más difíciles, primerísimos planos que tienen que ser muy expresivos. Las cosas van saliendo bastante bien, el amigo Marcus de deshace en explicaciones de las que no entiendo ni la mitad. Cuando me dieron el script me imaginé las escenas y les puse música, de ese modo cuando tenía que repetir una y otra vez me iba a la habitación de al lado, me ponía la musiquita con los cascos y volvía a concentrarme. No sé si es un método muy ortodoxo pero me ayudó mucho.
Después de mucho curro terminamos en la casa. Lo más complicado estaba hecho, quedaba bastante por hacer pero era ya todo exteriores y supuestamente más sencillo.
Volvimos a cambiar de localización. Quedaban unas tres o cuatro escenas con un coche (que al final no se incluyeron) y corriendo. Mientras montábamos todo para la del coche apareció por allí Noel Fielding, uno de los protagonistas the "The Mighty Boosh", una serie por la que yo estaba enganchadísimo por entonces. Pues sería el equivalente a ver un chanante. Estaba loco por ir a saludarle y sacarme una foto con él pero no pudo ser. Un saludo con la cabeza con gruñido es todo lo que me llevé, pero para mí vale oro.
-Hi.
-Hi.
Aunque ya teníamos todo el material decidimos repetir unas cuantas tomas por si acaso y para tener más ángulos, pero la sensación de trabajo terminado ya estaba ahí y, aunque era bastante tarde y hacía un frío de cojones, seguimos grabando un par de horas más.
Los días siguientes fueron bonitos pero muy melancólicos, me daba rabia que eso que tanto había disfrutado dejase de ser mi "día a día" para entrar en la sección de "recuerdos". E inevitablemente así fue. Durante meses no supe nada de nadie del equipo. Me intercambié un par de mensajes con la modelo, una chica muy maja, que me dio un par de -contactos y me animó a seguir haciendo cosas.
Esta historia termina aquí, pero gracias a ella me animé a apuntarme a un par de agencias para extra, anuncios y modelo.
La cosa va muy despacito, pero al menos ya he hecho un poquito de cada, que supuestamente es lo más difícil.
La verdad es que con el ritmo que llevo ahora ya estoy bastante satisfecho. El currar en el restaurante me da la libertad de poder cogerme una semana libre para grabar lo que sea, y lo que se paga en ese otro tipo de curros compensa de largo. Cuál sería la situación ideal? Qué le pido al siguiente año? pues poquito a poquito más curro. Si puedo vivir con estas cositas y le pego un empujocito al estudio de grabación me doy más que por satisfecho.
Al menos esta es la primera vez en mucho tiempo que puedo decir que este año ha sido mejor que el anterior.
Si, a ver si reservo unos minutos para escribirte blogito mío, que el efecto terapéutico es mu güeno.
Besines.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Se te echa un montón de menos gallego :). Tú escribe, escribe, que siempre habrá quien lea. Ojalá todo siga cuesta arriba, mucho ánimo.

Anónimo dijo...

Como siempre un placer saber de ti y un placer leer tus historietas y cómo las cuentas.

Cuidate!

Ibai

m!gu! dijo...

Un poco tarde, pero me la he gozado Alex :)

Mel