29 agosto 2016

Con tal de no currar

Es curioso lo que uno puede hacer con tal de no currar. La gracia está en qué sea el curro en ese momento. Así si uno tiene que mandar mails de marketing anunciando sus servicios, algo como limpiar la cocina aparece de repente como opción muy apetecible. Sin embargo cuando la limpieza de la cocina está en el orden del día uno preferirá ordenar facturas... y así un largo etcétera.
Pues ahora estoy escribiendo por no mandar información a unos pesados, con los que sé que no voy a trabajar en la vida, pero no puedo cometer la irresponsabilidad de no actualizarles...
Mientras me duchaba estaba escuchando una canción de Calamaro ...el recuerdo de tu pelo enredado... decía, con una tremenda melancolía. Y así lo sentí yo, me imaginé una cara sonriente con el pelo enredado por el viento en la playa, y sentí esa gran melancolía... pero no por la persona dibujada, que podría haber sido cualquier chica, sino por la imagen en sí.
Hace un par de meses, tras mi enésima ruptura amorosa pasé un par de días malos en casa, se me caían las paredes encima, hasta que me convencí de que esas paredes que caían no eran quienes delimitaban mi casa. He vivido en varios sitios distintos y he viajado, y siempre he conseguido hacerme sentir a mí mismo en casa. El único elemento común era yo mismo. Yo soy mi casa, da igual dónde esté, el país, la situación, con quién esté... la capacidad de hacerme sentir en casa la tengo yo mismo, dentro. Y fue tremendamente liberador. Todavía sigo viviendo en la misma casa, la cuido y la tengo bonita, pero la veo con otros ojos, no son las paredes ya quienes me reconfortan.
Hoy en la ducha creo que extrapolé este pensamiento al terreno amoroso gracias a Calamaro. No importa tanto quién tenga delante, sino la intención que yo tenga de querer. He estado con chicas más o menos "apropiadas" para mí. Y algunas he querido menos, a otras más, y a varias he querido con todo lo que podría querer... pero veo que no se correspondía con cómo eran ellas, sino con cuánto quería querer yo en cada momento.
Puede sonar un poco feo, pero en realidad es también muy liberador, te quita de la cabeza la idea de encontrar la persona ideal, como si solo hubiese una en el espacio y el tiempo, y si nunca has coincidido con ella significa que nunca encontrarás la felicidad plena a través del amor. Pues no, no creo que sea así. Mi última novia no tenía intención ninguna en hacerme feliz. No quería mi sufrimiento tampoco, cierto es, pero desde luego ya no me quería. Y yo aún sabiéndolo quería buscar soluciones, alternativas, y es que me cuesta asumir la realidad cuando significa que pierdo. Pero no hay cosa peor que una relación desequilibrada, y un golpe final doloroso me hizo abrir los ojos y decir "basta ya, déjalo ir".
La cara en mi mente con el pelo revuelto no la conozco, pero la quiero con todo lo que puedo querer. ¿Cómo es posible? quiero la felicidad, la complicidad, el deseo, la honestidad total... pero no está ligado a una persona determinada. Mi amor por ella no está en ella, no podría ser así. Al igual que mi hogar está en mí, mi amor por alguien también está en mí. No importa tanto quién venga o quién vaya, yo querré con lo que pueda querer en cada momento, y esto no es banalizar personas o relaciones, todo lo contrario, es darle toda la importancia del mundo a cada persona que se cruce en tu camino, sea por una noche, una semana, un mes o el resto de tu vida.


4 comentarios:

Maria dijo...

When you find that you have lost your way, that there is no way out for you, know that your strength must be in the Lord. He will sustain you, He will lead you to green pastures 💖

mäimäi dijo...

Qué bonito. ¿Cómo sigue todo Álex? Xa choveu dende 2016... Unha aperta.

El Chino Blas dijo...

Ciertamente, no tengo idea de quién eres y prefiero no aventurar nombres para mantener la amistad que imagino que tuvimos.
En cualquier caso, cómo es que te ha dado por venir a tocar con el palito al cadáver este que quedó flotando en un estanque?
Un besín

mäimäi dijo...

En realidad no me conoces (ni yo a ti), solo soy una friki de internet que un día y no sé cómo llegó a ese maravilloso post del chino Blas y se quedó. Hacía años que no me pasaba por aquí y el otro día haciendo limpieza de marcadores pues volví a encontrarte. Me gusta como escribes y me reconozco en tus vivencias y en lo jodido que es hacerse camino. Pero no quiero importunar ni mucho menos. Un saludo, María.