31 mayo 2008

Querido dolor

Hace un tiempo y por circunstancias de la vida estaba bastante decaído, no tenía ilusión alguna, era infeliz. Como mucha gente siempre he aprovechado esos malos momentos para crear cosas realmente bellas y reales, ya que la felicidad parece ser una nebulosa que impide ver más allá de flores y besitos.

Con la misma rotundidad que afirmo que antes era infeliz hoy puedo decir que soy feliz, un puto muñequito feliz que va dando saltitos por la calle y te sonríe enseñando hasta las muelas aunque seas un perfecto capullo.

Debe ser algo muy humano el desear lo que ya no se tiene, y, podéis ir echándoos las manos a la cabeza, añoro mi infelicidad.



Echo de menos la intensidad de mis sentimientos, aunque desgarradores tan fuertes y reales, cada palabra que decía y cada cosa que creaba tenía todo un universo de profundidad, de verdad… ahora mis sentimientos son agradables, como el despertar de una siesta un día de verano mientras una brisa fresca te acaricia… se puede gritar “Estoy tan encabronado que mataría a ese inocente” ¿cuál es el equivalente para la felicidad? Estoy tan feliz que… ¿¿?sonreiría mucho?¿?

En la última y posiblemente más desesperante bajada al infierno nació algo, no tiene la inmortalidad de lo material, es una filosofía de vida que vista desde donde estoy ahora me parece lo más hermoso que haya hecho jamás.

Llegando al final de mi periodo de tristeza estaba ya en esa situación en la que uno prácticamente puede decidir si salir del pozo o no, ya han cambiado tanto las cosas que realmente no hay motivos para seguir sumido en la oscuridad, simplemente la mera inercia. En ese punto preciso fue cuando algo nació y decidí seguir adelante con ello:

Más de una vez he expresado por aquí la idea de que una buena acción realizada de forma involuntaria no significa nada, está claro que alguien saldrá beneficiado y se alegrará, pero me parece mezquino el vanagloriarse por ello; por otro lado también estoy convencido de que todo tiene y necesita su reflejo: el rico lo es sólo bajo la existencia del pobre, ser bueno sólo significa algo si hay alguien que fije el otro punto de la escala de maldad… ¿y ser feliz?

Ser feliz está claro que sólo tiene sentido bajo la premisa de que exista la infelicidad, por lo que es necesaria su existencia. Pero la infelicidad no es como las patatas que se plantan y se recogen, necesita un huésped humano que la alimente y que se consuma por ella. Por lo tanto el ser infeliz es toda una expresión enorme de amor al prójimo… el problema es que se le cuelga a uno como una carga, nunca se elije llevarla.

Mi decisión entonces fue la de, estando en ese estado de ánimo totalmente neutro, quedarme en la oscuridad con el único fin de que quien decida ser feliz pueda serlo. Es cierto que infelices hay a raudales… pero no conocía a ninguno que lo fuese de forma voluntaria, así que decidí serlo yo.



Puede parecerte interesante o una soberana chorrada (como a alguna persona a la que le conté mis intenciones), lo importante es lo que yo sentía, y os aseguro que fue increíble.

Como contraprestación me cargué la ya maltrecha relación con mi familia, se acabó de joder la relación que tenía y casi dejo colgados estudios y arruino la mierda de curro que tenía entonces… pero por otro lado gocé de todo un manantial de creativismo que brotaba de mí, me sentía más vivo de lo que jamás me sentí ya que esa infelicidad era mía, yo la había creado y me pertenecía sólo a mí, era mi mascota, mi novia, mi mejor amiga… y me permitió ver lo que significa realmente ser feliz. Pude observar a seres alegres que avanzaban somnolientos por la vida como hago yo ahora, y me maravillé de lo que pude ver. Exactamente igual que un pájaro sólo puede ser adorado si no se posee, desde mi oscuro escondite pude ver todo lo hermoso que puede lograr un hombre.

Hoy soy feliz, por lo que una niebla cubre mis ojos, una niebla que me adormece y me convierte en el protagonista de la serie que me gusta en vez del protagonista de una vida que odio.

Querido dolor, cuánto te echo de menos... si sólo pudiese contemplarme por un segundo a través de tus ojos…


2 comentarios:

Anónimo dijo...

En muchas ocasiones el dolor nos hace sentir más vivos que nunca y es el principio de la autentica consciencia, en contraposición al sueño en que trata de sumirnos la sociedad, la familia y las relaciones ...Me siento bastante identificado con lo que cuentas.

El Chino Blas dijo...

Me alegro que lo veas así Marc, de todos modos algo que me parece muy interesante es ver cómo cambian las situaciones de cuando te ves obligado a afrontarlas a cuando las elijes de forma voluntaria.
Una temporada que dí clases en una academia me dí cuenta de lo diferente que es estudiar para un exámen o hacerlo sin ningún tipo de presión. Lo que cuento ahí arriba va un poco por el mismo camino... supongo que lo mismo pensará la gente que se perfora y se cuelga de ganchos... aunque de momento por ahí no me ha dado, pero entiendo que pueda ser muy interesante.
Un saludo.