La verdad es que son ya tantísimos años que debería darme pena, pero no me da ninguna; no voy a ponerme ahora a despotricar, no me gusta decir “de esta agua no beberé”… he bebido de tantas aguas que ni me acuerdo; pero espero no volver a su lado jamás. ¡¡Cuántos dolores de cabeza me ha dado!! Tardes enteras frente a frente sin entendernos, dándole vueltas a lo mismo, diciéndome cosas sin sentido y haciendo siempre lo que le viene en gana… pues se acabó, creía que me iba a tener pillado por los cojones para el resto de mi vida, tanto por los años pasados como la comodidad de lo conocido… ahora me siento libre, sé que cambio sus ataduras por otras, pero hay diferencia entre llevar una soga al cuello como un galgo que espera ser ahorcado y que le pongan a uno un lazo en la muñeca... Siempre haciéndome sentir como un villano, siempre con la terrible inseguridad de qué pasará hoy… porque cuántas sorpresas desagradables me he tragado… recuerdo algunas como grandes tragedias que con el tiempo se iban olvidando poco a poco hasta que me comía la siguiente…
Tengo que agradecer el intento de amigos, de esos amigos de verdad que intentan romper una relación enfermiza con la objetividad que sólo se puede tener estando fuera; y he de decir que muchas veces lo he intentado llegando a simultanear relaciones ya que no tenía el valor suficiente de cortar por lo sano, algo totalmente demencial ya que lo único que hacía era duplicar mis problemas… pero al final siempre volvía como una putilla desvalida al chulo que la apalea.
No se volverá a reír de mí, sé que nunca cambiará… ni quiere, incluso siente orgullo de ser así… esto no es una venganza porque nada puedo hacer, tampoco tiene sentido desear el mal a nadie… simplemente me voy de su lado, he conseguido rehacer mi vida al margen de tan enfermiza relación… y ahora me siento querido… quizá me haya ido de un chulo asqueroso a otro, pero ya de tener que estar entre chulos al menos ahora se me trata bien. No me siento un delincuente, mi esfuerzo se ve recompensado, no me paso el día paranoico perdido evitando ataques imaginarios, que casi siempre son reales… mi vida discurre como en una balsa de madera que desciende por las tranquilas aguas de un río a la sombra de los arboles que asoman desde la orilla mientras preciosos pajarillos acompañan la melodía que voy silbando.
Ya de poner algo en una pantalla, que sea algo digno, ¿no?
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