Por fin la verdad.

Poca gente sabe qué es mirar su imagen reflejada y no sentir la identidad, tener la certeza de que eso que ves no eres tú, que la naturaleza en un cruel capricho ha decidido crear un ser que no reconoce al espejo como un compañero sino como un desagradable desconocido.Yo lo noto desde hace años, más o menos lo he podido aguantar, pero algunos hechos acaecidos recientemente han desequilibrado mi balanza mental y ya no puedo negar más la evidencia.
Muchos de mis más allegados amigos ya llevan tiempo notando extraños comportamientos en mí, cambios en mi rutina diaria, nuevas costumbres... pistas delatoras que rasgan esta máscara que tantos años he llevado, pero que hoy me quito ante el mundo para mostrarme como realmente soy:

“No amigo mío,
no soy lo que ves,
yo no soy un hombre,
yo soy un marqués.”

Eso es lo que siento en mi interior, no es capricho ni afán de lujo, es que nací así.

Seguramente pensarás “Vaya cojones que tiene el pollo este”, pues sí, pero también es cierto que estamos ante una realidad innegable; no es que me sienta mejor que nadie, mejor que tú que no eres marqués, simplemente necesito exteriorizar mi nuevo yo.
Me explico:

Hay gente que huye de la vida lujosa (incluso algunos de mis propios congéneres), disfrutan realmente trabajando, madrugando y sintiéndose productivos, llevando una vida sencilla y anónima. Yo no, ni de coña! yo disfruto durmiendo hasta mediodía, me gusta la cocina elaborada, cambiaría todas y cada una de mis horas de trabajo por siestas, adoro la popularidad y los elogios, los ambientes selectos y refinados, la ausencia de gente fea o sin clase a mi alrededor, retozar con mujeres hermosas, legiones de siervos a mis pies complaciendo mis deseos... y lo hago bien, soy bueno en ello, nací marqués y no sé ser otra cosa.
¿Acaso creías que mi porte distinguido era casual? ¿mi facilidad para someter y manipular a las masas? ¿mi aire desenvuelto en esas situaciones donde tú te amilanas? cuanto sufrimiento Dios mío...

Por esto quiero reivindicar mi condición, voy a comenzar una campaña para obtener lo que por derecho divino me corresponde, y necesito tu ayuda ya que no conozco los cauces adecuados, cosas de las que debería de encargarse algún súbdito (más pruebas de mi condición de marqués) ayúdame y te elevaré conmigo. Es posible que tengamos que chantajear, engañar, puede que matar a alguno... o suplantar la identidad de otro, pero créeme que merecerá la pena, ya que en mi rostro verás la sonrisa de un inocente niño... un niño marqués, vamos.
No sé muy bien cómo debemos comenzar, lo de reunir firmas me parece un poco vulgar... quizá si cada persona que me apoya me envía un dedo cercenado en señal de sumisión el efecto sería más contundente... no sé, habrá que verlo.
Bueno, venga, tu apoyo ya mismo y rapidito, que necesito entrenar un poco para la hora de la verdad, me voy a pegar mi siestica de seis horas y después una frugal comida a base de manitas de cerdo (algunos detalles aún hay que pulirlos un poco).

Por mi parte ya me he hecho una lista de “cosas de marqués” que tengo que añadir a mis quehaceres diarios para llegar a ser un gran noble:

1. Empezar a fumar puros.
2. Desayunar caviar en la cama.
3. Beber vino (más, y mejor).
4. Apalear niños por la calle con mi bastón.
5. Comprarme un bastón de apalear niños.
6. Apuntarme a las cacerías del zorro en Donosti (¿alguien sabe dónde hay que llamar?).
7. Maltratar gente que venga a pedir ayuda a mi puerta y a vagabundos.
8. Sacar brillo a mi colección de bastones.
9. Dejarme bigote.
10. Afeitarme las pelotas.
11. Hacerme francés.
12. Violar patos.
13. Escupir por la calle.
14. Alardear de mi porcelánea dentadura ante los desdentados.
15. Relacionarme con la iglesia.
16. Hacerme tarjetas de visita que pongan “Marqués”.
17. Rodearme de gente de mi categoría y abandonar a la gentuza con la que me relaciono habitualmente.
18. Tocar el piano con el pito, como Errol Flynn o ese del anuncio que se la pillaba con la tapa.
19. Quitarle la tapa al piano.
20. Frecuentar prostíbulos.
21. Hacer todo tipo de excentricidades con las prostíbulas; léase:

• Vestirlas de caperucita roja.
• Obligarlas a que me llamen “papito”.
• Montar sesiones de sado duro.
• Decirlas que las voy a retirar por amor y venderlas a un proxeneta rumano.
• Darles zurras con mi bastón.
• Comprarme un bastón de apalear prostíbulas.
• Vestirme de mujer y ponerme más guapo que ellas, pa que se jodan.
  

Creo que aquí esta todo lo necesario para ser un buen marqués, acepto sugerencias, aunque sean de lacayos.

Por cierto, súbdito, que sepas que cuando me alce sobre tí cumpliré con mis promesas y mi deber, así que seré cruel de cojones contigo.