Hola mundo:
Me presento: soy Alexander Ebrio. Quizá creas que no me conoces, pero he de reconocer que soy el verdadero autor de muchas de las grandes obras que firma Alexander Sereno, grandes perlas como perlita1 o mi queridísima perlita2. Soy lo que se llama un ser de existencia intermitente… como superman o el Hulk encabronao.
Mi caso es muy triste, soy una víctima de una fama que ni siquiera es mía, quizá de otros seres ebrios, pero no yo. ¿Por qué he de cargar con la mala fama de otros? Entiendo el recelo que puedo provocar pero debemos superar nuestros prejuicios, basta ya por Dios, en los años en los que vivimos y que a unos se nos juzgue por lo que hacen otros… señor policía…
Como decía soy un ser intermitente, digamos que latente a la espera de unas cuantas birras de más donde reúno la fuerza necesaria para tomar el control. Por esto mismo he de aprovechar mis momentos para grabar mi nombre, intentar perdurar en el tiempo.
Mi caso concreto es curioso, digno de estudio, si alguien lo quiere estudiar pues que lo estudie, a mi tanto no me llega la curiosidad:
Como es habitual en mis orígenes sólo hacía monadas, contar chistes a los colegas, decir cochinadas a mujeres feas, mear mucho, vomitar… lo normal en un ser ebrio vamos. El problema es que al capullo del Yo Sereno se le cruzó el cable, empezó a hacer cosas raras, digamos que hacía cosas que a ninguno de mis compañeros ebrios se le ocurriría… y eso para mí es una putada. No te jode, Yo soy quien se tiene que divertir, el que tiene que hacer chorradas y crear historietas pa luego contar a los colegas… ahora bien, cuando se mete alguien en Mis tareas y lo hace mucho mejor que yo ¿qué me queda a mi? Pues por increíble que parezca lo único que se me ocurrió es tomar las riendas, si ese caragaita me deja en ridículo en mi terreno lo único que me queda es intentar hacer yo carrera en el suyo.
¿Donde llegamos con tanta buena decisión? Pues a una situación que al Yo Sereno le tendría que dar vergüenza (es que lo peor es que no le da ninguna, me avergüenzo yo!!!) en el que él toma decisiones ridículas, se mete en callejones sin salida por la mera curiosidad de “a ver qué pasa” y soy yo el que tiene que levantar la bandera y decir “Qué cojones estás haciendo???”.
Entiendo que no creas nada de lo que digo, repito que por los malditos prejuicios… si, soy ebrio, pero si me pinchas no sangro? Si te caes no me rio? Yo no quería estar aquí, mi destino era otro: pasarlo bien, generar historias divertidas, pero un maldito ser me dejó un paquete en la puerta y no tuve más remedio que hacerme cargo de él.
Que sepas una cosa, si alguna vez te he mareado a más no poder, me has visto a la deriva hasta que un día me viste tomar la decisión correcta, eso fue cosa mía. Por eso si quieres hablar con alguien con dos dedos de frente dame primero un par de cubatas, entiéndelo como el rito mágico por el que los ancestros te hablan a través de las tripas de cerdo.
Me despido, vuelvo a mi letargo, a esa dimensión oculta desde donde observo el mundo… tampoco te creas que me gusta lo que tú haces pero no seré yo quien te juzgue… échate unos cuantos cacharros y haz caso a tu conciencia… uy, no lo sabías? Qué gracia… los míticos angelito bueno y demonio que se pintan en los dibujos animados… permíteme abrirte los ojos (cómo gozo con esto) seguramente te creías tu el angelito bueno y a mí el demonio malvado… ya. ¿Qué decisiones de tu angelito te han hecho más feliz? Ya, ya. Pues lo dicho, que nos vemos en breves.
1 comentario:
Como bien dices no tienes credibilidad ninguna, jódete. MUA HA HA HA HAAAAAA. Mira compadre, ahora me toca a mí descansar y disfrutar de la vida, así que el cuidar al abuelo es cosa tuya. Besos chato.
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